De
las vertiginosas bajadas de ayer a Laza a la muy dura subida de hoy a
la Alberguería. Yo por carretera, Ani y Ramón por un camino aún
más duro. En la Cruz de los Segadores me topo con un coreano que me hace parar porque quiere hacerse un selfie conmigo. Después otra larga bajada hasta Vilar do
Barro. Entro otra vez al camino, ahí comienza una zona más
agradable entre bosques, hasta llegar a las corredoiras de Bobadela,
Abeleda y Cima de Vila. En Abeleda paro a tomarme un café y
preguntar a los vecinos si lo que sigue hasta Orense es más
agradable que algunos de los tramos que he hecho inundados y
rocosos. Opiniones contradictorias. Llego a la imponente iglesia del
monasterio de Xunqueira de Ambía con trazas románicas y barrocas.
Tras el duro subeybaja decido seguir por carretera hasta Orense.
Desde Xunqueira, los veinte kms hasta Orense son casi todos en
bajada, ligera primero hasta Reboredo y más pronunciada después. Al
llegar al polígono industrial de la capital cojo un camino que no me
lleva a ninguna parte y he de reajustar el GPS para tomar la
dirección al albergue, atravesando la ciudad y al final de otra
pequeña cuesta.
Hay
un montón de peregrinos esperando a que abran el albergue de la
Xunta. El hospitalero va tomando los datos con muy malas pulgas, es
el peor recibimiento que he tenido en cualquier albergue de los
muchos que he utilizado. Pasadas unas horas, me reconoce que está de
mal humor porque, ayer, dos turigrinos ciclistas le pusieron una
denuncia porque les hizo esperar a que los peregrinos de a pie
pasasen por delante. Algo razonable, aunque no su mal humor. Las
bicis nos las guarda en un garaje el bar de enfrente por un módico
euro. Duchados y cambiados buscamos un lugar donde comer. Tenemos
suerte y damos con un buen menú y un camarero amable. Después
recorremos los alrededores de la catedral. La fachada barroca de la
iglesia de Santa Eufemia es impresionante con sus curvas, columnas
gigantes y frontón partido, me recuerda a la de la catedral de
Murcia. Una vez dentro, aprisa, ya están cerrando, nos topamos con
una princesa. Una niña vestida de impoluto blanco, encajes y
diadema, acaba de ser bautizada en la religión católica. Sus padres
son de Baltimore y el obispo les ha concedido el privilegio de ser
bautizados en esta hermosa iglesia.
Tras
la siesta recorremos la ciudad, As Burgas, los parques, todo listo
para celebrar la noche de San Juan, a la que no estamos invitados
porque el albergue cierra a las diez cumplidas. En la catedral un
coro de jóvenes y niñas ensaya una y otra vez el Santa Maria,
Strela do dia de las Cantigas. Antes del cierre nos tomamos un
bocata donde el amable barista que nos guarda las bicis. 61,23 kms.
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