Esta
es una serie breve de tan solo cuatro capítulos. Cuatro, pero
densos. Los guionistas han querido hacer algo así como, Inglaterra,
el Estado de la cuestión.
Cuál son los problemas acuciantes, cómo y quién los aborda:
inmigración ilegal y refugiados y las mafias que se lucran con ese
tráfico, políticos bienintencionados pero torpes, militares obsesionados con el terrorismo, feminismo y hombres rudos y
tolerancia en torno al lesbianismo, asociado aquí a una sacerdote
anglicana. Todo ello hilado con el asesinato de un joven repartidor
de pizzas. Demasiadas cosas para tan solo cuatro episodios. Todo está
bien trabado aunque uno desearía desarrollos más amplios. Pero una
serie ha de tener algo más que todo eso para que resulte atractiva.
Para mí ese algo más ha sido la actriz protagonista, Carey
Mulligan. No es una actriz demasiado guapa, pero tiene eso que los
ingleses llaman, It
girl, un atractivo
que la distingue. La vi en Lejos
del mundanal ruido,
una película que adaptaba la novela de Thomas Hardy, y también en
Sufragistas,
no me llamó mucho la atención, pero ha madurado. Aquí está
espléndida.
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