En la extraordinaria primera obra de Carla Simón, Estiu 1993, la triste historia de Frida, una niña que se queda sin padres y es acogida por sus tíos, la directora sólo se permite un momento de humor, cuando la niña que no acaba de comprender lo que le ocurre quiere abandonar la masía de sus tíos e irse al monte en plena noche, pero en el último momento decide volver y cuando se encuentra con sus tíos les dice: Me n'anire demà, ara fa fosc. (Me iré mañana, ahora está oscuro). Es una frase perfecta para entender lo que nos dirán los independentistas al día siguiente de su espantada.
Sin embargo, puede que la primera parte de la frase tenga algún valor predictivo. Pero si eso ocurre, si alguna vez lo consiguen, no será por sus propias fuerzas sino por la falta de convicción en el otro campo. Falta de convicción que se aprecia cada día en la división partidaria: socialistas, pp, podemos, cada uno tirando y demoliendo, buscando cómo sacar provecho al día siguiente. Es desmoralizador el empeño de buscar un culpable en Rajoy: no hace nada, no ofrece, no se mueve, dice el tercerismo en Cataluña. Son estos un grupo no menguado de gentes que esperan obtener algún premio después de la tormenta y que acusan por igual a independentistas y gobierno central de la presente disbauxa. Piden que se dé satisfacción a la parte de la población catalana que opta por la independencia, satisfacción en forma de prebendas o privilegios o lo que sea. Sin embargo, es esa parte de la población la que desde el posfranquismo, la transición y la democracia ha obtenido todas las satisfacciones y privilegios a cuenta de la otra parte, mayoritaria y mal defendida. Los ha obtenido en la enseñanza, en los cargos públicos de representación y poder, suyo ha sido el govern todos estos años, y en la empresa, han moldeado la sociedad a su gusto, les ha llovido el dinero del presupuesto público en todas direcciones. Y aún hay que darles más, cuando de lo que se trata es de equilibrar la balanza en favor de los subrepresentados. Si algo hay que achacar a Rajoy y a todos los gobiernos centrales es el abandonismo. No han defendido los intereses de la parte de la población no independentista, rehén de la política pactista de pp y psoe con convergencia o con erc, como ahora, no están haciendo que el Estado funcione en Cataluña defendiendo los intereses de todos. Es desmoralizador, destructivo de las propias fuerzas e injusto pedir que se les ofrezca más. Yo quiero que haya diálogo y negociación entre las partes, cómo no, poniendo sobre la mesa los intereses de los independentistas y de los que no lo son, pero en igualdad de condiciones, con un representación equilibrada en la mesa, un nuevo estatus que defienda los intereses de todos, sin privilegiar a una parte.
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