Por si no
habíamos tenido suficiente, para llegar al albergue de montaña de Montfalcó hay
que hacer 15 kms de pista en un terreno con mucho desnivel. El coche termina
por adquirir el color de la tierra. No quiero saber qué ha pasado con los
neumáticos y con los filtros. El albergue bien acondicionado tiene inmejorables
vistas sobre el embalse de Canelles. La idea es ir desde el albergue, en
Huesca, hasta el parking de la Masieta, en tierras de Lérida, remontando la
corriente del Noguera Ribagorzana y contemplar el estrechamiento del río en el
congosto. Iniciamos una profunda bajada hasta la fuente de Montfalcó, en medio
del bosque, y seguimos hasta llegar a las pasarelas que salvan las paredes
verticales y que han puesto en el mapa esta ruta. Una parte de la ruta se hace
cerca del embalse y la otra sobre el suelo calizo del Montsec. Hay dos tramos
de escaleras pronunciadas y vertiginosas. En un día de calor como es este hay
que llevar mucha agua, porque la mayor parte del recorrido se hace a pleno sol.
Tras un largo ascenso, pasamos el puente que une las dos orillas del río y
entramos en la parte catalana.
Aquí la gracia está en recorrer una senda
excavada en la roca, bastante larga y con unos bancos de madera que sirven
además de para descansar para contemplar el desfiladero del Congost de
Mont-Rebei. Por el camino encontramos aragoneses y catalanes. Pocos hacen la
larga ruta completa. Unos se conforman con las pasarelas, otros con la senda
rocosa. Acabamos la ruta en un segundo puente, cerca del aparcamiento accesible
desde Pont de Montanyana, que es el otro posible inicio de ruta. Volvemos sobre
nuestros pasos, para tras un fuerte ascenso llegar hasta el primer puente donde
paramos a comer y a echar una breve siesta interrumpida por la llegada de un
grupo de scouts bulliciosos a quienes vimos en la ida y que se toman la ruta
con una extraordinaria lentitud. El sol cae como un mazo, pero seguimos ruta
bajando esta vez por las pasarelas ancladas en la roca hasta llegar al albergue
de Montfalcó. Tras una breve ducha, por los problemas de abastecimiento de
agua, trabamos conversación con una mujer nórdica que está buscando rutas
naturales para una agencia danesa. También con una pareja de alaveses a quienes
les han regalado unos días en el albergue para librarse de sus niñas y un grupo
de jóvenes gallegos que inician sus vacaciones. Luego bajamos al embalse, pero
la bajada es tan pronunciada y el calor tan intenso que a medio camino renunciamos.
El cocinero que lleva una semana trabajando opta, en la cena, por la cantidad. Con
muy poca luz subimos a la ermita de Santa Quiteria donde las vistas, a plena
luz, deben ser magníficas, ahora nos contentamos con imaginarlas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario