1. Que es palabrería sin sentido decir que el rechazo, o la
inacción, de Rajoy y su partido al referéndum catalán es una fábrica de
independentistas lo demuestra la incoherencia de quienes lo dicen pues por la
misma razón deberían argüir que el aumento de votos a Rajoy y a su partido registrado
en las últimas elecciones tiene su origen en el radicalismo independentista. No
lo dicen.
2. El confuso interrogante que se dibuja en el rostro de los
magos catódicos, aka consultores políticos, al comprobar que sus
predicciones demoscópicas han sido desmentidas por las urnas es uno de los
gozos de la noche electoral. Es una constatación más de que los magos pueden
predecir la lluvia pero nunca, salvo coincidencia estadística, hacer llover,
como ellos presumían.
3. Los consultores y los propios políticos buscan las
causas del retroceso podemita: el consorcio con IU no suma, el influjo del inesperado
Brexit, pero nadie apunta lo que, a mi juicio, ha sido decisivo, el intenso
debate durante estos meses en las familias, entre amigos o entre compañeros de
trabajo sobre la conveniencia de votar a un grupo de gente que proponía
destruir antes que construir.
4. Sólo por el eslogan de campaña, tan cursi como nunca se
ha visto: La sonrisa de un país, merecía la coalición el resultado que
ha tenido. Qué insano hubiera sido vivir con un gobierno que apelase continuamente,
durante cuatro años, a nuestra idiotez.
5. La machacona lluvia de los clientes –analistas y tertulianos- del
partido que tiene a España por suya sobre los partidos que
pueden pactar con el PP: que se callen y voten la investidura, como si los
votantes de esos partidos (C’s, PNV, PSOE, CC) hubiesen votado a un PP bis y no
a un programa distinto, y que quieren que se cumpla, es una buena ilustración de la concepción de la democracia de esa gente. (Porcentaje en votos: PP 33% ; PSOE+C’s 35,71: ),
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