Qué pocas páginas
necesita Jean Echenoz para darnos una visión casi completa de los estragos de
la guerra, de la Gran Guerra, en 14. Exactamente 98 páginas en la
edición de Anagrama. Y qué pocos personajes, a los que recluta en la región de
La Vandée, en torno a Nantes, tras los primeros días de exaltación patriótica, moviliza
a las Ardenas, les hace caminar en los primeros meses en marchas interminables,
les hace combatir bajo la lluvia, desorientados, bajo el fuego cruzado de
amigos y enemigos, les hunde después en las húmedas, frías, pestilentes y
fangosas trincheras, haciéndoles pasar hambre, sed, aburrimiento y miedo, acosados
por el enemigo de enfrente, por los piojos y las ratas que tienen por
compañeros y por los gendarmes de la retaguardia que los vigilan para que no
abandonen, y, por fin, les hace caer destrozados por el impacto de un proyectil
o de su metralla, los evacua porque dejan de ser útiles para el servicio o los
fusila por abandonar su posición. Charles y Anthime, hermanos, subdirector y
contable de la fábrica de calzado Borne-Sèze, ambos enamorados de Blanche, hija
única de los dueños, embarazada. El primero, abatido en un Farman F 37
en misión de reconocimiento, el segundo de vuelta con el brazo derecho
cercenado por el casco de un proyectil. Y los amigos de Anthime: Arcenel,
guarnicionero, que un día al buen tuntún abandona su posición perdiéndose en el
bosque, es encontrado por los gendarmes, juzgado y fusilado. Bossis, matarife, que
cae en la trinchera empujado por la explosión de un calibre 105 contra el filo acerado
de su zapa. Padioleau, carnicero, que pierde la vista a consecuencia de la
gasificación.
Echenoz con
un lenguaje preciso e inteligible a la primera, podado de lo innecesario, con
capítulos que son como secuencias extraídas de una película, imágenes
construidas con palabras, buscando el ritmo y musicalidad de la frase, de los
nombres de los personajes, de cada palabra, sin que se note la labor de
documentación que hay detrás, documentos familiares, libros escritos por
combatientes, literatura de guerra, se sirve de muy pocos elementos para
construir su historia que es al mismo tiempo la historia de unos hombres con
nombre y circunstancia, arrastrados al campo de batalla, a la muerte o a la
invalidez, y un alegato moral contra la guerra, sin levantar la voz o elaborar
argumentos complicados. Echenoz o el arte de la novela.
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