Podría
haber tantas civilizaciones inteligentes como personas hay sobre la Tierra, dada
la enormidad del universo y de la similitud de muchos planetas con el nuestro. Según
los cálculos científicos, debe de haber 100 planetas análogos a la Tierra por
cada grano de arena del mundo. Sólo en nuestra galaxia, tirando por lo bajo, habría
mil millones de planetas análogos a la Tierra y 100.000 civilizaciones
inteligentes. Entonces por qué no las detectamos, por qué el SETI no ha captado
ninguna señal exobiológica? ¿Por qué no nos visitan? ¿O acaso sí lo hacen, o lo
han hecho, y no lo percibimos? O quizá hay una frontera para la vida, o una
frontera para las civilizaciones avanzadas, que no se puede sobrepasar. Esa
frontera podría estar detrás de nosotros, es decir, por las especiales
condiciones de la Tierra, hemos podido superarla, nos hemos librado de ella. O
bien, está delante de nosotros, en el futuro, y aún no hemos topado con ella. O
quizá seamos una colonia extraterrestre sin saberlo y tenemos al lado sin
verlos a seres superinteligentes, cuya superioridad tecnológica impide que los
percibamos, como un hormiguero no puede ver una autopista que le pasa por
encima. O quizá nos visitaron en el pasado y vieron que éramos poco
interesantes y tan atrasados que no merecíamos su atención. O puede ser que
estemos tan alejados del centro de la galaxia que nadie ha reparado en
nosotros, como Cortés no pudo ver a los Inuit, por lo que no sería malo no dar
señales de vida por si las civilizaciones superiores a nosotros tienen malas
pulgas. En todo caso, el mundo de la vida extraterrestre es apasionante, pero
dado nuestro actual nivel evolutivo todo nos pilla demasiado lejos. ¿Dónde está todo el mundo?, se pregunto Fermi. Es la llamada paradoja de Fermi.
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