domingo, 11 de enero de 2015

Mausoleo bicolor


            Me tocó vivir en un país en blanco y negro, con olor a cera, cerrado y humedad, un país feo, mal ventilado, lleno de moho y orín. Es difícil que alguien lo reivindique alguna vez, aunque cosas más extrañas se han visto y se ven. Quim Torra, por ejemplo, dirige la cosa de 1714 en Cataluña –el mausoleo de la derrota de Cataluña, escribe el entrevistador, “la zona cero de los catalanes”-, afirma este hombre sin rubor, acaso sin conciencia de la descomunal comparación, y le hacen una entrevista. No se corta un pelo, como los independentistas han creado su esfera, en la que no entra la luz desde hace un par de años, al menos, dicen cosas que a otros les haría morir de vergüenza. Dice todo esto:

            “Hay que crear el pasado; no se trata de sentirnos pueblo hoy, sino de reconocernos como pueblo a lo largo del tiempo” y como tal, señalan entrevistador y entrevistado que el Born Centre Cultural es la fábrica de la épica independentista, “no se trata solo de provocar lágrimas de emoción, sino de captar entre la piedras de la patria "la fuerza arrebatadora" para impulsar el Proceso hasta el final”. El mandato de la patria lo resume de esta manera: No ha sido necesario imponer un argumento histórico, somos un pueblo emocional y esto emociona”.La voluntad es la de recuperar el espíritu del 1714 como una fuerza absorbente y arrebatadora, para intentar de hacerla comprender e interpretar en la coyuntura que vivimos”. “Fuera del hecho nacional, no hay vida”. “Mis adversarios son todos aquellos que no quieren la soberanía plena de nuestro país, para que nos entendamos, aquellos que no quieren que la bandera catalana ondee bien alta y bien sola en Capitanía Militar, los catalanes para quienes la libertad de Cataluña no es su pasión dominante son unos señores que me acaban la paciencia”.

            Quién quería vivir en un país así, no en blanco y negro como el de mi infancia, sino uno bajo dos colores que teñirían las calles y el aire de un chillón rojigualda, pero no solo volveríamos a la opresión tristona del bicolorismo sino que además se nos amenaza con no aceptarnos porque colmamos su paciencia. No sé si se nos expulsaría del país o se nos llevaría directamente a la cárcel.

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