Eslovenia cuenta con un paraje
extraordinariamente fotogénico, Bled. Es una pequeña población que cuenta con
un lago de origen glaciar, no muy grande, un islote en medio del lago sobre el
que predomina el campanario de un monasterio y, al otro lado, sobre un gran
peñasco, un castillo medieval, del siglo XI, que sobresale por encima del bosque
que lo rodea y sobre la iglesia de San Martín, a sus pies. Como fondo tiene ni
más ni menos que los Alpes julianos y las nubes que los atraviesan.
El lugar es único y las fotos no dan cuenta de su belleza. Se alcanza el islote en barcas a remo o en una especie de góndola que lleva un gondolero. No hay embarcaciones a motor. Al castillo se asciende a pie, por medio de escaleras que zigzaguean entre el bosque.
El lugar es único y las fotos no dan cuenta de su belleza. Se alcanza el islote en barcas a remo o en una especie de góndola que lleva un gondolero. No hay embarcaciones a motor. Al castillo se asciende a pie, por medio de escaleras que zigzaguean entre el bosque.
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