miércoles, 28 de mayo de 2014

El arte de volar




            No me gusta el cine de animación, ni las historietas aunque sean para adultos. De pequeño devoraba los cómics, pero ya no. Leo este libro, El arte de volar, publicado en 2009, una historia de un profesor de literatura francesa en la UPV, Antonio Altarriba. Se nos cuenta que está basada en la vida de su padre, de igual nombre. De su suicidio, de papeles encontrados. El relato hace pasar al padre por las diferentes etapas de la historia de España del siglo XX, desde finales de la monarquía de Alfonso XIII hasta la Transición, pasando por la República, la guerra y el franquismo. El punto de vista se mueve entre el costumbrismo –escenas de la vida cotidiana en cada periodo, vistas a ras de suelo- y el combate político tuerto –es decir, maniqueo-, con algunos elementos de fantasía –sueños- y escenas eróticas, con ese erotismo machista propio del mundo del cómic. Ambos, fantasía y erotismo me dejan totalmente frío, no me parece que casen muy bien con el resto del relato. La visión simplista de la vida, decepcionado. Al pesimismo que tiñe cada viñeta le va bien el color de los dibujos en blanco y negro, eso sí.


            Dividida en capítulos, cada uno de ellos se abre con una viñeta que nos recuerda el destino del protagonista, lanzarse al vacío desde el último piso de la residencia donde vive los últimos años de su vida, a los 90. No hay ni una pizca de humor o yo no lo he sabido ver. La historia es lineal, plana, los personajes sin volumen. Lo que sucede es lo esperable. El dibujante que pone imágenes a la historia es Kim, el autor en El jueves de Martínez el facha. No sé cómo interpretar que la obra recibiese en su momento tantos premios como recibió, muchos, los más importantes, que el autor sea reconocido en el mundillo del cómic. Me da igual, cuando se mira la vida, el mundo y el arte de un modo tan simplificado, tan maniqueo, los otros valores que pueda tener una obra se evaporan. Quizá sea propio de este tipo de productos, los cómics, aunque no creo que todo dibujante y lector se conforme con esa forma bidimensional de ver el mundo

3 comentarios:

Puigmalet dijo...

M'ha encuriosit la portada que mostres, que no és la del meu exemplar. Després de llegir molt El Jueves, aquest llibre, ara també en català, em va semblar tan arriscat personalment, que potser pagava la pena d'adquirir.

A l'infància jo llegia Mortadelos i Zipizapes, al costat dels Guerreros del antifaz y els Roberto Alcázar y Pedrín de mon pare. Aquest llibre em va permetre establir un pont entre les lectures de mon pare i les meves i entre la infància i el Kim del Jueves. Un curiós doble efecte.

Salut!

Toni Santillán dijo...

Veo, Joan, que te ha gustado.No sé hasta qué punto el autor se ha arriesgado con esta historia. Pensé en ello mientras la leía, pero no soy quién para hacer comentarios o suposiciones sobre la relación entre el escritor y su padre, cosas que se pueden deducir de la lectura. Sólo analizo desde el punto de vista artístico, o, mejor, desde mi gusto personal

Una abraçada.

Clari dijo...

este es un buen libro para viajar. siempre que tengan pasajes en avion en vista lleven al avión cosas para entretenerse y nada mejor que una buena lectura!