miércoles, 7 de mayo de 2014

Alceste à bicyclette (Moliere en bicicleta)

  
            A un actor reconocido por su papel de neocirujano en una serie de televisión, Gauthier, le entran ganas de acometer una empresa más importante, meterse en la piel de uno de los personajes más importantes del teatro clásico francés, el Alcestes del Misántropo de Moliére. Dudando quizá de sus capacidades acude a casa de un viejo actor que vive retirado del mundo en la isla de Re, Serge, tras una temporada de desengaños y una gran depresión. Serge vive en una gran casa destartalada y en completo desorden. Gauthier le propone que interpreten juntos dicha obra, aunque el papel que le ofrece es el segundo, el de Filinto. Serge se hace de rogar y le pide que le deje meditar durante unos días, aunque podrían ir ensayando. Serge está desengañado de la profesión, cree que todos son unos engreídos y unos farsantes y ninguno buena persona. Gauthier le pide que confíe en él. Serge es un maestro de las tablas, Gauthier un actor de plató. Así comienzan los ensayos, en la casa de Serge, a mitad de camino entre el maestro y el aprendiz, entre dos estilos de interpretar, el que se rinde a las exigencias del alejandrino y el que piensa en el favor del público, entre la amistad proclamada, la vanidad, el recelo y la desconfianza. Poco a poco la rivalidad y el amor propio se adueñan  de los ensayos, ambos quieren el papel de Alcestes. Acuerdan que lo irán interpretando alternativamente. Como en la obra de Moliére aparecerá una mujer, una italiana a quien descubren buscando una casa que quiere comprar Gauthier. La italiana traba a mistad con Serge pero terminará acostándose con Gauthier, lo que dará pie, al guionista y director de la peli, Philippe Le Guay, a buscar un final para saldar la rivalidad entre los dos actores, a juego con el tema de la obra de Molière.


            Alceste à bicyclette, que aquí se ha traducido como Moliere en bicicleta, es una obra dinámica que juega con los roles de los actores, sus diferencias en el modo de ver las obras –en este caso las variaciones se suceden sobre la primera escena del primer acto del Misántropo-, la rivalidad en escena que se traslada a la vida real, todo ello mezclado con los paseos en bici –de ahí el título- por la isla de Re, con clima lluvioso y no demasiado agradable, y unos cuantos gags, algunos malos, otros bien puestos, por ejemplo el de una de las bicis sin frenos que hace que los actores alternativamente vayan a parar a una laguna, los encuentros con la italiana para quien los actores son unos narcisistas y una escena con una joven actriz que piensa dedicarse al cine porno y que es invitada a uno de los ensayos de la obra. Un acierto actualizar un clásico en torno a los egos de dos grandes actores, con sólo los ensayos de por medio. Por supuesto una película como esta sólo puede verse en versión original.

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