Qué exceso toda esa fanfarria funeraria en torno a García
Márquez, como si toda la producción literaria después de, pongamos, 1922, en
especial la novelística, no fuese póstuma. A la literatura le pasa lo mismo que
a las religiones, la inercia les hace seguir adelante aún después de que Dios
haya muerto.
sábado, 19 de abril de 2014
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