sábado, 7 de septiembre de 2013

Siete (Nacimos literalmente de la nada)


            1. Cuántos días de retórica huera por tierra, mar y aire. Madrid y su candidatura. No sé si es bueno para el país la obtención de los JJ OO, supongo que sí, que lo revitalizará, que ayudará a la dinámica económica, pero que desagradable la fanfarria, los ojos brillantes, las efusiones. Y esa caspa en los dirigentes, ¿no tienen a nadie mejor para que los represente? Aquellos chicos de Barcelona’92 parecían más limpios, más modernos, aunque posteriormente muchos fueran infectados por el virus del nacionalismo. Parece que lo peor del PP, lo más rancio, esté dentro de la candidatura. Cómo van a contrarrestar el dinero de Tokio?

           2. Para que hubiese algo, materia visible, estrellas, planetas, galaxias, vida, tuvo que producirse un cambio de estado en la fase inicial del nacimiento del universo, un salto de un estado a otro, como cuando el agua se convierte en hielo por ejemplo. De otro modo no se habrían producido las singularidades, que en ciertas regiones se produjese un colapso de la energía para producir estrellas y galaxias. El universo al enfriarse experimentó alguna fase de transición. Un calor remanente de la fase anterior habría acelerado increíblemente la expansión del universo, de hecho más rápido que la velocidad de la luz, en una fracción de segundo, en el llamado universo inflacionario, dando lugar a nuestro universo observable.


            En ese punto, durante el periodo inflacionario, a escalas muy pequeñas, microscópicas, las leyes de la mecánica cuántica implican, durante periodos muy breves, que “el espacio vacío puede parecer un hirviente y burbujeante caldo de partículas virtuales y de campos cuya magnitud fluctúa violentamente. Estas ‘fluctuaciones cuánticas’ pueden ser importantes para determinar el carácter de los protones y los átomos, pero en general son invisibles a escalas mayores, la cual es una de las razones por las que nos parecen tan poco naturales”. “Estas ‘fluctuaciones cuánticas’, que de otro modo habrían sido completamente invisibles, quedan congeladas por la inflación y emergen después como fluctuaciones de densidad ¡que producen todo cuanto podemos ver! Si todos somos polvo de estrellas, como he escrito, también es cierto –si la inflación tuvo lugar- que todos nosotros, literalmente, salimos de una nada cuántica”. (Lawrwnce M. Krauss, Un universo de la nada).

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