Leo dos
novelas de escritores españoles con fondo histórico. La primera relata
linealmente, aunque bifurcándose en dos caminos, la vida de un anarquista que
se llamaba igual que el escritor. El anarquista que se llamaba como yo. Un
anarquista que se vio implicado en una intentona contra la dictadura de Primo
de Rivera. La segunda desde la actualidad intenta indagar en la memoria de la
guerra civil. Ayer no más. Pablo Martín Sánchez; Andrés Trapiello. En la
primera un narrador omnisciente lo sabe todo de los personajes, en la segunda,
como el escritor sabe que eso no puede ser, da la voz a varios de ellos para
que narren desde su punto de vista. Los dos caminos de la primera nos conducen
a un destino inexorable que conocemos al empezar a leer. La segunda parte de un
encuentro fortuito entre dos personajes que vivieron un momento decisivo en
1936. Es testigo de la escena el hijo de uno de ellos, es el narrador
principal. Es decir, el escritor por más que intente borrarse siempre está ahí.
Pero me
resulta más emocionante ver cómo los científicos intentan saber cómo es la
geografía del universo, si es cerrado, si es abierto, si es plano. Un
universo de la nada. Cómo calculan su peso, algo decisivo para saber su
forma. Las observaciones parecen haberlos llevado a la convicción de que vivimos
en un universo plano. Pero es sorprendente, de la materia necesaria para que
eso sea así, lo visible apenas representa el 1 % del total y un 30 % la materia
oscura, entonces, ¿dónde está el 70 % restante? Sorpresa, sorpresa, de energía
que proviene de partículas virtuales que nacen y desaparecen en el espacio vacío,
surgiendo de la propia nada. ¿Pudo haber surgido así el universo, de la propia
nada? Los científicos lo han descubierto sobre la marcha, han topado con ello. Han
descubierto lo que ignoraban que ignoraban.
La misma
profesora del otro día, referido a otro compañero, ha vuelto a soltar lo de que
creía que ya estaba retirado de la circulación. Una sensación muy desagradable.
Como si el profesor que se jubila debiese fundirse en la nada de la que surgió.
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