¿Cómo se
conoce una ciudad? ¿Vista panorámica desde un autobús? Así se tiene una idea de
la geografía urbana: el río Clyde que la atraviesa y la parte en dos, con huellas
de sus antiguos astilleros, como las grúas, que hicieron de Glasgow, en el XIX,
una de las ciudades más importantes de Europa, antes de entrar en decadencia,
pero que ahora remonta con su palacio de congresos –el
Armadillo de la
foto, de Norman Foster-, su museo de la ciencia, su sector financiero y de
servicios; el ocre ennegrecido de las fachadas de la universidad, la más antigua del Reino
Unido, de 1451, que una vez fue trasladada piedra a piedra desde el centro a su
actual ubicación, con seis premios nobel y muchos científicos, un modelo en el
que deberían mirarse las españolas, ¡genera beneficios cada año!; el museo
Kelvingrove Art Gallery, al lado; la igualmente oscura catedral en
restauración; el museo de transporte de Zaha Hadid; los
tenements, bloques
de piedra arcillosa amarilla o roja y techos altos, el tipo de vivienda más
popular de Escocia.
¿Quizá,
caminando por sus calles? Así se aprecia la paquetería turística –las bolsas de
marca en las manos- como en cualquier gran ciudad: por Buchanan Street,
Sauchiehall Street, George Street; el interior de los museos, como el
Kelvingrove con su Spitfire suspendido en el vestíbulo y sus animales
disecados,
la Anunciación
de Botticelli, los cuadros de Rembrandt o el Cristo de Dalí; el Glasgow School
of Art con los diseños de Mackintosh y su mujer, que con sus
Arts and Crafts
fueron el antecedente del modernismo.
Pero hay
otro modo de visitar una ciudad, que te pasee alguien que la conozca, es el
modo de acceder a lugares que de otro modo nunca disfrutarías. Entre ellos los
maravillosos pubs escoceses, en especial aquellos que fabrican su propia
cerveza, del tipo
ale, por el tipo de fermentación, con mayor cuerpo y sabor, la que no dura más de un mes
en la cuba. A lo largo de Escocia, he degustado varias, gracias a Eduardo, la
mejor sin duda la de Cumberland Street en Edimburgo, tampoco estaba mal la de
las afueras de Pitlockry o aquí en Glargow, la del
Babbity Bowster, situado
en un bonito edificio en el 16-18 de Blackfriars, con sus cuadros enmarcados,
aunque quizá el pub más aconsejable sea el
Horse Shoe en el 17-19 de
Drury Street donde se come bien y barato.
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