viernes, 9 de agosto de 2013

Glasgow


            ¿Cómo se conoce una ciudad? ¿Vista panorámica desde un autobús? Así se tiene una idea de la geografía urbana: el río Clyde que la atraviesa y la parte en dos, con huellas de sus antiguos astilleros, como las grúas, que hicieron de Glasgow, en el XIX, una de las ciudades más importantes de Europa, antes de entrar en decadencia, pero que ahora remonta con su palacio de congresos –el Armadillo de la foto, de Norman Foster-, su museo de la ciencia, su sector financiero y de servicios; el ocre ennegrecido de las fachadas de la universidad, la más antigua del Reino Unido, de 1451, que una vez fue trasladada piedra a piedra desde el centro a su actual ubicación, con seis premios nobel y muchos científicos, un modelo en el que deberían mirarse las españolas, ¡genera beneficios cada año!; el museo Kelvingrove Art Gallery, al lado; la igualmente oscura catedral en restauración; el museo de transporte de Zaha Hadid; los tenements, bloques de piedra arcillosa amarilla o roja y techos altos, el tipo de vivienda más popular de Escocia.


            ¿Quizá, caminando por sus calles? Así se aprecia la paquetería turística –las bolsas de marca en las manos- como en cualquier gran ciudad: por Buchanan Street, Sauchiehall Street, George Street; el interior de los museos, como el Kelvingrove con su Spitfire suspendido en el vestíbulo y sus animales disecados, la Anunciación de Botticelli, los cuadros de Rembrandt o el Cristo de Dalí; el Glasgow School of Art con los diseños de Mackintosh y su mujer, que con sus Arts and Crafts fueron el antecedente del modernismo.



            Pero hay otro modo de visitar una ciudad, que te pasee alguien que la conozca, es el modo de acceder a lugares que de otro modo nunca disfrutarías. Entre ellos los maravillosos pubs escoceses, en especial aquellos que fabrican su propia cerveza, del tipo ale, por el tipo de fermentación, con mayor cuerpo y sabor, la que no dura más de un mes en la cuba. A lo largo de Escocia, he degustado varias, gracias a Eduardo, la mejor sin duda la de Cumberland Street en Edimburgo, tampoco estaba mal la de las afueras de Pitlockry o aquí en Glargow, la del Babbity Bowster, situado en un bonito edificio en el 16-18 de Blackfriars, con sus cuadros enmarcados, aunque quizá el pub más aconsejable sea el Horse Shoe en el 17-19 de Drury Street donde se come bien y barato.

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