Las series
proliferan, quizá estén en el mejor momento de su historia. Una de las más
curiosas es esta, La confesión. Se concibió para Internet y en ese medio
se emitió entre marzo y mayo de 2011, diez capítulos a razón de entre cinco y
ocho minutos de duración cada uno. Con dos actores de relieve, Kiefer
Sutherland y John Hurt y otros secundarios.
La trama
gira en torno a una confesión de un asesino a sueldo -Kiefer Sutherland- en un
confesionario católico ante un sacerdote que al principio se niega a oír, pero
a la que es obligado contra su voluntad. El asesino asegura haber matado a
mucha gente, no se arrepiente de ello y esta misma noche matará a otra persona.
Según él, todos los que mató merecían la muerte. Los dos hablan del mal, de la
existencia de Dios, que permite que muera tanta gente, de la responsabilidad,
de la infancia desgraciada del asesino, de la vida del propio sacerdote. En
medio de la discusión el asesino rememora alguno de sus crímenes que aparecen
en flashback. Incluso, en una serie tan breve, hay tiempo para sorpresas antes
del final.
Bien
producida, como no puede ser de otra forma, mejor interpretada, el espectador
que soy yo quiere verla de un tirón no de forma espaciada como cuando se estrenó.
Se puede ver en la página de AXN de forma gratuita y sin mayores problemas.
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