"Lo que sí
han hecho las reformas del mercado de trabajo ha sido dividir a la sociedad.
Hoy, casi una de cada cuatro personas empleadas trabaja por menos de nueve
euros a la hora. Y 1,4 millones de alemanes se desloman por un salario de
hambre inferior a cinco euros. Solo en EE UU hay un salario mínimo inferior.
Uno de cada tres trabajos es inseguro. El empleo precario y la pérdida de
cobertura de los convenios son responsables de que los acuerdos que negocian
los sindicatos solo beneficien a tres de cada cinco trabajadores. Se ha
sometido a dieta forzosa a los trabajadores alemanes. Alemania tiene la peor
evolución salarial de Europa. En ningún otro país industrializado ha aumentado
tanto la desigualdad". Dierk Hirschel, economista jefe del Sindicato Unido de Servicios de Alemania.
"La economía
moral del nacionalismo desprecia esta trama democrática. Su axioma básico es:
“Hay conciudadanos que no son iguales a nosotros”. Para confirmarlo, basta con
examinar el trasunto normativo de su obsesión por las balanzas fiscales y los
lemas en que cristaliza. El primero, “España no nos sale a cuenta”, solo se
entiende desde la desconsideración de los “no nacionales”. Hay unos que sí
importan y otros que no. Por eso el cálculo no se contempla entre catalanes, no
se pregunta, por ejemplo, si a Barcelona le conviene compartir comunidad
política con la pobre comarca de la Anoia. Si diéramos por bueno el trasfondo
moral del lema, lo debido sería hacer una lista de ciudadanos “desechables”;
para empezar, niños, descapacitados y ancianos. Si hacemos unas preguntas y
otras no, si “entre nosotros” no se piden las balanzas es porque a los otros no
se les considera nuestros iguales". Félix Ovejero.
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