lunes, 27 de mayo de 2013

Tango libre




            Esta película belga, Tango libre, reparte mal sus cartas, no se decide entre la comedia y el drama, aunque tira más hacia aquella, con algunos momentos buenos, pero poco creíbles por lo general, no porque las situaciones aparezcan como irreales, porque la comedia puede con todo, sino porque los actores, creo, no están bien escogidos o no se saca todo el jugo de ellos. Casi todos hacen de duros como el pedernal, pero luego son rodajas de pan por dentro, el problema es que la transición entre la dureza y la bonhomía no se trabaja. Sergi López hace de español con patillas largas y la faca y la faja se le adivinan, aunque luego no resulta ser lo que parece, y el papel de François Damiens, parecido al que hace en La Delicadeza, está por construir, como en general el de los otros actores. Una lástima porque la cosa prometía.

            La cosa va de un guardia de prisiones que en un salón de baile se convierte en pareja de baile de tango de una mujer a la que más tarde encuentra en la sala de visitas de su prisión. Allí ve que visita no a uno, sino a dos hombres, el marido y el amante. Hasta ahí las posibilidades, el juego que se abría, después los guionistas y el director no acaban de decidir qué quieren hacer con sus personajes. Se supone que debería haber una relación entre el tango que enardece a hombres y mujeres y el fuego de los personajes, pero todo eso no está bien dibujado. Aún así tiene algunas buenas escenas, cuando el tango entra en la cárcel y los hombres duros quieren aprender a bailarlo, por ejemplo. Lo peor es cuando a la comedia se unen los momentos dramáticos, con un niño de por medio, que no funcionan.

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