martes, 28 de mayo de 2013

Inferno


Inferno              Leo la introducción y los dos primeros capítulo de Inferno, el nuevo artefacto de Dan Brown, hice lo mismo con El código da Vinci. Dejo resbalar mis ojos como en un tobogán veraniego por unas cuántas páginas más y no lo comprendo. No comprendo cómo puede haber tanta gente que compre y lea semejante cosa. De la lectura se espera placer y conocimiento o ambas cosas, yo no veo que ninguna de las dos pueda extraerse de la lectura de los libros de este hombre. A lo mejor, todo eso está en las páginas por leer, pero no estoy dispuesto a perder el tiempo. ¿Puro marketing?, ¿será cierto que la gente compra sólo porque se lo meten por los ojos, porque la editorial crea el evento y al igual que en las colas ante los museos, en las grandes ocasiones, el evento crea su público? Ya se sabe que el best seller, en general, poco tiene que ver con el arte, pero uno espera un mínimo de dignidad.

            Me quedo con el epígrafe que abre el libro, que como en tantas ocasiones es muchos mejor que lo que sigue:
“Los lugares más oscuros del infierno están reservados para aquellos que mantienen su neutralidad en épocas de crisis moral”.

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