martes, 7 de mayo de 2013

Derecho a decidir y casta política


     

      Lo que está sucediendo en Cataluña es extraordinario. Extraordinario, pero comprensible. Si en general, los políticos tienden a pensar que la democracia es un formalismo que ha de ajustarse a sus necesidades, que pasan por mantenerse o auparse al poder, en Cataluña o pasan de ella o la retuercen hasta hacerla irreconocible.

            El derecho a decidir por ejemplo. Como demuestran cada día, ese derecho no tiene que ver con que los ciudadanos expresen su voluntad en las urnas, aunque sea una ciudadanía parcelada, acotada a una parte del territorio, no, de lo que se trata es de que si algún día el pueblo se expresa, sea para convalidar lo que la casta política ha decidido antes. Mucho antes de que el deseado referéndum se celebre, si es que llega a celebrarse alguna vez, esa casta está creando lo que ellos llaman estructuras de Estado, de tal modo que a la voluntad ciudadana solo le quede la convalidación, nunca la revocación. En realidad, como todo el mundo sabe, les importa un bledo lo que la gente opine. La última encuesta del CIS, que es la encuesta más seria que puede existir hoy día en España otorga a los independentistas un 33,7% de apoyo. Tampoco parece importarles lo que los socios europeos opinen o las consecuencias económicas y sociales de la independencia.

            Sucede que la casta política y parte de la empresarial está decidida por la independencia porque ven en ella oportunidades de poder y de negocio, sin que en ello no haya una gran dosis de ofuscación, y lo que quisieran sería rematar su obra con una la voluntad popular que esperan sea maleable. Y si eso no pudiese ser, con la presión, aumentar lo más posible su cuota de poder político.

            Pero lo más extraordinario de todo es la actitud del PSC, los socialistas de Cataluña. Siempre han remado en dirección contraria a los intereses de sus votantes, pero ahora están rizando el rizo. Sería incomprensible su posición si no se viese con claridad la diferencia entre casta y ciudadanos, la casta del partido siempre ha sido nacionalista y ahora tienen miedo a quedarse descolgados si la independencia tuviese lugar. Es sintomática la discrepancia entre Carmen Chacóny  sus compañeros. Estos quieren estar ahí, al día siguiente de la independencia. Chacón quiere tener la oportunidad de pertenecer a la casta política del Estado. Unos y otra luchan por pertenecer a una casta, por salvaguardar privilegios, los suyos propios. La opinión que tengan los ciudadanos les trae al pairo.

No hay comentarios: