Este mes de
febrero hemos vuelto a conmemorar varios asesinatos de ETA ocurridos en años
recientes durante inviernos más trágicos que éste. El pasado sábado, por
ejemplo, el de Joseba Pagazurtundua en Andoain, la muerte anunciada de un
valiente que luchó contra la delincuencia y por tanto contra el terrorismo…
… seguiremos
haciendo ni más ni menos igual hasta que ETA reconozca paladinamente su derrota,
se disuelva y rinda las armas…
… la prueba
del final definitivo del terrorismo será la disolución de ETA, desde luego, o
sea que ya no haya etarras armados, comprando explosivos y trazando planes…
… que se
aclarasen las responsabilidades de quienes han pagado a ETA estos años, para
que no parezca que preocupa socialmente más que se haya regalado trajes a un
político que armas a los terroristas…
… queremos
que los presos estén bien, pero que estén bien presos…
… sería una
grotesca paradoja comenzar a preocuparse por su situación como reclusos cuando
aún apenas ha estrenado reclusión…
… en ningún
caso se debe consentir son medidas penitenciarias de alcance general que puedan
ser interpretado como un premio a la fidelidad a ETA…
… los
terroristas encarcelados no son “consecuencias” del conflicto armado, como las
víctimas: son los culpables…
… sobre
temas de terrorismo dicen las encuestas que se piensa a veces distinto en
Euskadi que en el resto de España, olvidando a los vascos que precisamente por
pensar distinto viven ahora en el resto de España y no en Euskadi…
… el
paisaje después de la batalla contra el terrorismo no puede convertirse en el
jardín del Edén con sólo retirar a los muertos del campo y decir que todos
hemos sufrido mucho…
… sin tener
un discurso político explícito y sin complejos, se perderá ahora entre sonrisas
acomodaticias lo que se defendió con sangre y lágrimas en los años de plomo.
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