No otra cosa que una anotación a pie de página o un link o mero
enlace entre muchos otros en el texto de esta época será lo de estos días, a
pesar de que saquen a pasear el adjetivo, ¡histórico!
¿Quién iba a decir que el taimado, el inteligente, el Fouché
de la España
moderna, el brillantísimo Alfredo Pérez Rubalcaba iba a aparecer en público con
los ojos humedecidos, el más listo de los políticos españoles en activo al
decir de los cronistas, y no sólo él, en compañía del lehendakari socialista
que, más efectista, más torpe, se lleva el pañuelo a la cara? En fin, un acto
más, después de que tres encapuchados anunciasen que dejaban de matar, aunque
lo hiciesen sin desencapucharse y sin entregar las armas a quien corresponde,
los agentes del ministro del interior, el sustituto del hombre de las lágrimas,
un acto más en el que el partido centenario sigue bajando escalones hasta
ponerse a los pies de Telecinco. ¿No les extrañará que algunos, muchos de sus
muchos votantes, recuperen su condición de ciudadanos?
¿Con quién enlazan, a qué masas recuerdan estas masas que en
Bilbao o en San Sebastián corean a los asesinos, con qué época, con que periodo
de la historia europea, cuándo millones de personas gritaban ¡ETA, mátalos!, o no
era ese el eslogan y eran otros los eslóganes, muy parecidos, aunque ayer tampoco lo gritasen y gritasen otra cosa, no sé cual, qué más da, a quién puede importarle, por muy gigantesca
que fuese la manifestación?
No hay comentarios:
Publicar un comentario