Antes de entrar en el valle del Cerrato palentino, hacemos
una parada en Villafuerte. Es un pueblo sobre un cerro que tiene una
buena panorámica sobre el valle del Esgueva. Hay una iglesia de origen románico,
muy restaurada y desmejorada desde que la Diputación provincial se llevase para su palacio
la armadura mudéjar. Destaca ahora la armonía de su portada. Muchas veces he
pasado delante del castillo con la bici, pero no sospechaba que fuese tan
interesante. Esta al cuidado de Javier, miembro de la Asociación de Amigos de
los Castillos que lo está restaurando y que se ofrece amigablemente a explicar
el proceso de restauración. Se conserva bastante bien el patio de armas, una
dependencia bajo el antiguo granero que ahora sirve de recepción y la torre del
Homenaje. Esta torre con cinco pisos impresiona por su hermosa factura, la
escalera de caracol, las bóvedas de sillería o uno de los techo con vigas de
olmo, conservadas desde 1470 que fue cuando un rico converso ennoblecido, Garci
Franco de Toledo, lo mandó construir.
A la salida, en un bar de la plaza, en la
tele del fondo Rubalcaba departe con Rajoy, en este día del desfile del ejército
con mayor tranquilidad de la que uno podría sospechar de dar crédito a los rifirrafes
de la campaña en marcha.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvz1NUNqn-ENw3gyrxLBMtzFk2dc96NQAwUHGUBDrAyiBeSOKgoSUfDOTgILc-6IlmPtXQ1pUQii3hVeQqwcCspA81odHmI7rPNfc5mPEqPtb04uKZ538OBWwLrG23NfjTdVYpyhqBiVN3/s320/Cevico+N.jpg)
Una guía hablaba maravilla de la ermita mozárabe de Hérmedes
de Cerrato, sin embargo sólo a través de una mirilla de la puerta hemos
podido ver el gran arco de herradura que se abre al altar de la Virgen.
En Villaconancio llama la atención la cabecera de la
iglesia de San Julián y Santa Basilisa, con doble ábside y con una restauración
reciente que la ha dejado como una tarta de boda. A lo lejos, al otro lado del
pueblo hay un roble centenario, uno de los poco que quedan tras la gran tala
del valle en siglos pasados. Los vecinos lo llaman la mata.
Vertavillo debió ser en sus tiempos un pueblo
importante, se nota en la traza de sus calles y algunas casas, en la hermosa
iglesia, en las puertas de la muralla que aún quedan, en el hermoso rollo. Desde
la Puerta del
Postigo se divisa el valle dorado por la luz del atardecer. De vuelta a casa,
cerca de Dueñas, nos paramos un momento para ver el lento y majestuoso ascenso
de la luna iluminada y llena.
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