martes, 2 de agosto de 2011

Tabaquismo, obesidad, estrés


No cuenta quien cuenta sino quien no cuenta. Quien se empeña en el cuento no lo consigue; sólo quien no quiere contar lo consigue a medias.
Conozco a una persona que renunció a la felicidad. Durante un tiempo vivió con intensidad, fue feliz, pero la felicidad le asustó. Se refugió en las brumas. En EE UU republicanos y demócratas buscan beneficios de partido a cambio de asomar los pies al abismo. El bien común es una excusa. Los comentaristas enlazan al terrorista noruego Breivik con páginas de la extrema derecha. No se sabe que actuase en grupo, que fuese cabeza de una conspiración. Pocos mantienen que es un loco, sin más. Pocos ponen el énfasis en las víctimas y aceptan dejar en manos de los especialistas la locura del loco: Breivik en manos de la policía, de los jueces, del psiquiatra y de los neurólogos. El lector contemporáneo no recibe ninguna información en crudo, todo está cocinado. Al abrir el periódico cada mañana o pasar las páginas digitales hay que bracear para llegar al corazón del suceso. Todo el que escribe o dice algo espera obtener un rédito. O busca en el suceso pie para ir a lo suyo, sin que haya causas lógicas o materiales que unan el suceso con sus prejuicios. Algunos exhiben el aire pedestre que anidaba en sus globos pinchados: "optimización que de sus potencialidades deliberativas y proactivas". Los fiscales brillan por no justificar los sueldos que reciben del Estado. ¿Dónde están? El ayuntamiento de Moià, 5.700 habitantes, se ha endeudado por 24,5 millones de euros; los directivos de CAM se van a casa con pensiones millonarias, Metrovacesa hundida le da a su exconsejero tres millones de euros. El tabaquismo, la obesidad, el estrés son los factores que nos envejecen más rápidamente, que acortan la vida. También hay otra forma de perder la vida: asociar cada hecho a nuestros prejuicios. Los museos tienen un relativo interés como piezas de museo; ilustraciones del pasado. La pintura antes de fenecer se limpió a fondo en la década final del XIX y en la primera del XX. Entonces todavía era un lenguaje de uso. ¿A quién le interesa ahora? Lo hay que decir se dice hoy de otro modo, con imágenes en movimiento. Por eso, para limpiarse los ojos hay que ir a los lugares donde muestran video art. CaixaForum es uno de ellos. Aunque no pueda liberarse del todo y tenga que pagar sus deudas. Los artistas del video art intentan quebrar el sentido pegado a las imágenes. Lo van logrando muy lentamente.
La persona que rechazó la felicidad ahora tiene dos hijos. No sé más de ella. Quizá mi presunción sea falsa y haya encontrado la felicidad por otros medios, pero la última vez que hablé con ella, en su voz latía la prisa, una forma de enmascarar la angustia.

2 comentarios:

Susana dijo...

Hermoso cuadro que tuve la suerte hace unos días poder admirar .

Petó

Toni Santillán dijo...

Es un ejemplo de esa pintura del XIX que ya no se puede hacer.