martes, 9 de agosto de 2011

Madeira 6. Funchal


Aunque alguna guía diga que Funchal necesita cuatro días para ser visitado, creo que con uno basta. Con la mitad de la población de la isla, se extiende por la ladera de la montaña en forma de abanico o de concha con el umbo en el puerto. Es una ciudad soleada, con buena temperatura. En el centro, catedral y museo, con pinturas holandesas del XV, de cuando Madeira mercadeaba con Holanda. Comercio que le trajo suerte y desgracia por igual: la caña de azúcar y la madera que dio nombre a la isla le proporcionaron prosperidad pero también el asalto continuado de piratas ingleses, franceses, argelinos y turcos. Hay aún varios fuertes restaurados que dan fe de aquellos asaltos. 


Un lugar muy visitado es el jardín botánico, con variedad de plantas tropicales, así como el jardín de los loros. Lleva medio día demorarse en sus terrazas que caen sobre el mar.


Por la tarde, tras repostar en una de sus cafetería bien surtida de ricos pasteles, se puede pasear a lo largo del paseo marítimo que lleva a la fortaleza pintada de amarillo maíz y, de vuelta, coger la calle principal de la ciudad vieja que nos devuelve al centro. En esta calle han organizado un certamen pictórico: están pintando las puertas de las casas, la mayoría de madera. Los restaurantes se desparraman por la larga calle. El atardecer es su mejor momento.


El techo montañoso que resguarda Funchal del viento noratlántico y de la lluvia hace que la ciudad se mantenga entre los 19 y los 23 grados permanentes, muy a menudo con nubes oscuras, que a modo de sombrilla alivian el calor veraniego, y que raramente descargan.

No hay comentarios: