La zona noreste de Madeira queda a trasmano de los turistas. Se asciende por Monte, por donde, gracias a su gran desnivel, descienden las carreiras de los trineos de mimbre que llevan turistas a toda velocidad, y se baja por Ribeiro Frío, lugar tan sombrío como hermoso, con las nubes chorreando. Un parque sobre el río y una factoría de truchas, distribuidas por estanques según el tamaño, en piletas escalonadas. El río y las nubes alimentadas por la humedad del Atlántico mantienen un ecosistema que asegura la pervivencia de la laurisilva.
A continuación Faial y otro miradouro, desde un pequeño rincón fortificado, con unos cuantos cañones alineados, tan pequeños que parecen de juguete. Santana es la población más grande de la zona. Son muy fotografiados sus palheiros, casas tradicionales con techo de paja.
Todo el mundo está atareado preparando la fiesta próxima, añadiendo flores de papel amarillas y azulmarino al verde de la abundante vegetación del lugar. Cerca, el Cabo Sâo Jorge ofrece una panorámica sobre el océano brumoso.
Al otro lado de Santana, un pequeño puerto, Porto da Cruz, bajo el pie de un peñasco, la Peña del Águila, y con una pequeña playa recoleta y recién modernizada con pequeños restaurantes frente al mar que salen al paso del visitante escaso. Es un espectáculo contemplar las arremetidas del mar desde el paseo que rodea un promontorio que se adentra en el mar. Pescadores solitarios. Desde la terraza de un bar, donde salpica la espuma de las arremetidas se contempla a lo lejos la Ponta de Sâo Lourenço, el extremo este de la isla.
A través de un túnel que horada el centro de Madeira llegamos a Machico, una pequeña bahía con un viejo fuerte reconstruido y pintado de amarillo. En su extensa playa de cantos rodados oigo por vez primera un sonido nuevo -debería existir una máquina instantánea para almacenar sonidos, más sencilla que una grabadora, al modo de la cámara de fotos-, las olas retirándose de los guijarros. Un ronco desgarro. Sobre los cantos, plataformas de madera para tenderse al sol. En el horizonte el arco iris destaca sobre el fondo brumoso.
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