jueves, 14 de julio de 2011

Soldados

Sean quienes sean, sea cual sea su profesión, letrados, periodistas, políticos, sindicalistas, amas de casa, familiares de presos, liberados, reos, todos aparecen ante las cámaras como miembros del ejército de Euskal Herría, héroes en servicio a la patria. Soldados de un ejército en combate. No parece que, a día de hoy, estén dispuestos a bajar los brazos y entregar las armas. Los abogados, por ejemplo, se encargan como
"comisarios políticos" de ETA en las cárceles, de imponer una disciplina férrea en el colectivo de presos, de intermediar en el pago de extorsiones, de recopilar información sobre posibles víctimas, de facilitar la huida de terroristas buscados por las fuerzas de seguridad y de servir de correa de transmisión entre la banda y las redes sociales de su entorno.
En ese contexto los implicados en el caso Faisán aparecen como negociadores en un escenario de guerra. El ministerio del interior actúa, o actuaba, como parte de un gabinete de guerra. Ese es el error político o el escándalo o el delito.

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Un buen análisis: ¿Adónde va la izquierda europea?
¿Cómo puede ser que la izquierda haya dejado instalarse una economía mundial potencialmente delincuente, con un "sistema bancario a la sombra" (Shadow Banking System), que, por medio de los activos tóxicos, representa más de 650.000 millardos de dólares? ¡Eso es 10 veces el PIB mundial! Mientras que se pide a los asalariados más débiles, a los funcionarios que defienden el servicio público, a las clases medias que cargan con la parte más grande de los impuestos, a los obreros endeudados y devaluados, a los jóvenes abandonados en el camino de la vida, que paguen para salvar ese sistema delincuente. En efecto, la izquierda no ha instaurado este sistema, pero ¿qué ha hecho para combatirlo desde hace 30 años?

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