¿Cómo contar Auschwitz? Desde que los supervivientes salieron de los campos de exterminio tras la guerra, esa pregunta se ha planteado muchas veces. Algunos optaron por el silencio, incapaces de recordar lo que habían vivido. El propio recuerdo era una tragedia que a veces llevaba al suicidio. En general se pusieron a escribir, los que lo hicieron, décadas después de lo ocurrido. Semprún, Jean Amèry, Primo Levi, Kertész . Cada uno de ellos encontró su modo de contarlo, intentando superar ese doloroso trance.
¿Pero cómo contarlo desde fuera, por gente que no lo vivió en carne propia, pero que necesitaba trasmitir, como un deber, lo que sucedió en aquellos años de comienzos de los 40, y que para muchos es el hecho del siglo XX? Tan singular, el hecho, que sintieron la necesidad de darle un nombre propio que lo señalase para siempre. El suceso comenzó denominándose "Holocausto", pero Claude Lanzmann prefirió hacerlo distinguible de cualquier otro suceso histórico y lo llamó "Shoah". Ha habido muchas aproximaciones a la Shoah y casi todas más cercanas a nosotros que a los hechos, quizá porque sólo la lejanía permite afrontarlo adecuadamente. El cine se ha acercado a la Shoah de forma comercial, aunque en general digna: la serie Holocausto, La lista de Schlinder, El pianista, El niño del pijama a rayas; en algún caso combinando la risa y el llanto como en La vida es bella del italiano Benigni, aunque la película, documental, mejor, que quedará por su seriedad es la mencionada Shoah. También ha habido aproximaciones literarias recientes y polémicas como Las benévolas de Littell.
Pues bien, también hay un cómic. Si Adorno en su tiempo pedía silencio, al arte general, pues la shoah habría desacreditado cualquier manifestación artística tras la barbarie, qué decir de alguien que se atreve a hacer una historieta con dibujos para hablar del asunto. Pues que Maus, de Art Spiegelman, es extraordinaria. Es una historia ya vieja, de comienzos de los 90, pero es ahora cuando la he leído. Me pasa como a muchos, estoy determinado por mis prejuicios. Me ha hecho falta admirar la escritura de Patricio Pron, leer un comentario suyo sobre la calidad literaria de las historietas con dibujos, su elogio de Maus en particular, para ir a buscar el libro y ponerme sobre él. Spiegelman dice que lo que hace es contar la historia de su padre. Y es así: infancia y noviazgos en Polonia, boda con otra judía como él; vejez y achaques en Rengo Park, New York, junto a una segunda mujer, Mala, tras el suicidio de su primera esposa, Anja, superviviente también. Y en medio, el comienzo de la guerra, el ghetto, los trenes, los barracones, el trabajo esclavo, Auschwitz, el hambre, la debilidad, la chimenea humeando.
El dibujante, Artie, visita a su padre, le pregunta, le graba, padece sus manías. Spiegelman no nombra el hecho, ni lo adjetiva: el dramatismo surge de los recuerdos del padre que se mezclan con la vida cotidiana en el presente. Las emociones brotan de forma natural, sin dirigir al lector de forma premeditada hacia la condena y el horror, como sucedía en la película de Spielberg, o hacia el llanto y la risa como en la de Benigni. Spiegelman presenta los hechos como los recuerdos normales –las batallitas del abuelo- de un individuo cualquiera, en medio de sus asuntos cotidianos. Ahí está su fuerza. El libro recibió el Pulitzer en el año 1992.
El dibujante, Artie, visita a su padre, le pregunta, le graba, padece sus manías. Spiegelman no nombra el hecho, ni lo adjetiva: el dramatismo surge de los recuerdos del padre que se mezclan con la vida cotidiana en el presente. Las emociones brotan de forma natural, sin dirigir al lector de forma premeditada hacia la condena y el horror, como sucedía en la película de Spielberg, o hacia el llanto y la risa como en la de Benigni. Spiegelman presenta los hechos como los recuerdos normales –las batallitas del abuelo- de un individuo cualquiera, en medio de sus asuntos cotidianos. Ahí está su fuerza. El libro recibió el Pulitzer en el año 1992.
3 comentarios:
sigo sin entender por qué lee este tipo de obras ya sea este cómic o el libro "alta fidelidad"... no está dirigido a tu edad!
No sabía que existiesen tales prohibiciones.
No es ninguna prohibición,acaso lo pone? O usted no saber leer realmente? Sino que es estúpido perder el tiempo leyendo esto...
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