martes, 19 de abril de 2011

Portugal 4. Buçaco


De Manteigas a Buçaco, por Sabugueiro y Seia. Atravesamos de nuevo la Serra da Estrela, curvas, arriba y abajo. Buçaco sale en las guías como una curiosidad a visitar. Primero monasterio benedictino, refundado en el XII por los carmelitas descalzos y reconvertido en hotel de lujo a finales del XIX para salvarlo tras la desamortización de del marqués de Pombal. Reyes, presidentes, actores de lujo se hospedaron añadiendo glamur a la historia y a la tarta neomanuelina con que aderezaron la reconstrucción. Se ve el pastiche por doquier, hasta el extremo del kitsch más edulcorado. 




Del lujo interior poco puedo decir -vimos el hermoso vestíbulo; para verlo hay que hospedarse. La otra atracción del lugar es el gran jardín con árboles de todas las latitudes, el bosque de Buçaco, obra de los carmelitas, un bosque tapiado de unas 400 hectáreas. Bien cuidado, pero difícilmente observable. Un papa decretó la excomunión para quien arrancase una flor o una simple rama. La prohibición sigue en pie. Mucho turista de autocar.

 
Saliendo del parque un monolito recuerda la batalla de Buçaco durante la guerra peninsular, que llaman los portugueses a la que nosotros decimos de independencia. Aquí Wellington, ennoblecido varias veces por ello, derrotó a las tropas de Massena, general de Napoleón en 1810. Hacia arriba se llega a la Cruz Alta un mirador desde el que se divisa una gran panorámica de 360 grados, aunque hoy la bruma no permite divisar el Atlántico.

El Mondego en Coimbra
 Mealhada está próximo, a doce kilómetros. Es la Segovia de Portugal. Famosa por el leitao a bairrada; Pedro dos Leitões es el restaurante más conocido. Un cochinillo asado muy rico, nada indigesto; lo dice alguien con el estómago muy delicado. Apenas se nota la grasa curruscante, acompañada muy bien por el espumoso blanco del lugar.


Coimbra, ya en el atardecer nos recibe con lluvia. La primera impresión es magnífica. Allí donde miro encuentro detalles que me gustan: callejuelas ascendentes, empedradas, plazas recoletas, casas modernistas, el Mondego, estudiantes con capas negras celebrando no sé qué. La Sê románica, una maravilla.

No hay comentarios: