miércoles, 15 de enero de 2025

Fernández Mallo en Madre de corazón atómico


Tomada de aquí


Fernández Mallo reflexiona sobre la desaparición del padre, emprende en este libro un viaje al padre muerto. ¿Cuando muere, desaparece del todo o queda de algún modo en nosotros? La idea que Fernández Mallo quiere transmitirnos, el leitmotiv que recorre el libro: la muerte de un ser querido - el padre - genera de inmediato una resurrección dentro de ti, alguien que, más vivo que el muerto, te acompañará para siempre. Una idea difícil de verificar, más todavía, de hacerla universal, pero es sugerente.


Allí donde hay una ficción es porque algo ha muerto - solo podemos narrar aquello que vemos tan lejano que para nosotros está muerto-, y allí donde acontece una muerte con total seguridad tarde o temprano aparecerá una ficción - nada más aparecer la muerte ya comenzamos a construir un mito de lo que el muerto fue en vida.


La muerte es el único acontecimiento humano al que por muy repetido que sea, por mucho que de antemano sepamos que ocurrirá, jamás nos acostumbramos, siempre es 'totalmente' nuevo.


El origen acostumbra a ser un mito que te encadena.


La vida escribe la ficción que nosotros jamás nos atreveremos a escribir.


Monstruoso no es más que 'aquello que no está en su propia naturaleza'.


Todos somos contemporáneos de cuanto existe; no existen ni lo antiguo ni lo nuevo... Lo antiguo no existe, se trata de un invento puesto en marcha por el mercado de la nostalgia. Si de verdad existieran cosas antiguas, lógicamente, ni tan siquiera podríamos verlas. El presente todo lo actualiza. Lo valioso de todas esas cosas que llamamos antiguas no radica en cantar o llorar su pérdida, sino en todo lo contrario: traerlas al hoy para ver cómo construyen nuestro presente.


Nunca me interesó la religión como verdad, tan solo como relato y proyección antropológica. Técnicamente, la mente paranoica es aquella que tras todo signo de duda encuentra una mano oculta, una conspiración universal que, de manera supuesta, le sobrepasa. Desde este punto de vista, la religión, ya sea occidental, oriental, sincrética o de tipo new age, es la teoría de la conspiración más grande jamás contada, y el creyente, un perfecto paranoico inducido. Todo ello, y habida cuenta de que el humano es un ser religioso en sí mismo - no se conoce cultura que no rinda culto a alguna clase de experiencia trascendente - da como resultado ese carácter de incompletitud emocional del cual la humanidad al completo participamos.


Si el objetivo del crecimiento en familia es copiar un comportamiento, más tarde introducirle una mutación a fin de violentarlo, y por último aceptar tal mutación como algo inevitable y como si nada continuar con tu vida, durante aquellas discusiones yo me daba perfecta cuenta de que aún estaba en la segunda fase, cuando la violencia que ejerces sobre lo heredado y el consecuente conflicto te importa demasiado como para aceptarlo. Creo que toda mi lucha por lo que vagamente podríamos llamar «hacerse mayor» fue ésa, que las opiniones de mis padres dejaran de afectarme.


No hay comentarios: