lunes, 1 de enero de 2024

Sobre la innecesaria hipótesis de Dios -I-

 



Cuando el coche fúnebre pasaba por delante del palacio, con viento y lluvia, para llevar a la muerta a la iglesia de los Capuchinos de París, parece que Luis XV, de pie en una ventana, dijo con tono sordo: La marquise n'aura pas beau temps pour son voyage. Era el cadáver Madame de Pompadour, fallecida a los 42 años, en 1764, en Versalles. Moría ella y poco después su amante, Luis XV, y a no tardar la propia monarquía unos años después. (Anécdota recogida por Sloterdijk en Los hijos terribles de la Edad Moderna: cuando los revolucionarios de 1793 cortaron la cabeza de Luis XVI clausuraban la época del orden estable de origen divino; Madame Pompadour al ascender desde su condición burguesa a la cima de pirámide verificaba que los deseos podían cumplirse: Yes, we can, inaugurando la entropía de la posmodernidad).


Napoleón, hijo de la revolución pasó como un ciclón por encima de las viejas monarquías. Tras su breve periplo, fue recluido en una isla del Atlántico, no sin dejar sobre el suelo de Europa 5 millones de muertos. "A un hombre como yo le importa un bledo la vida de un millón de personas", le dijo a Metternich en Dresde, inaugurando, según David A. Bell, la moderna contabilidad de las guerras por millones.


¿Cómo pudo Dios permitir la Revolución Francesa?, se preguntaba Joseph de Maistre, en sus Veladas de San Petersburgo, en 1809.


El '7 de octubre' es el agujero negro que 2023 deja en el corazón de Europa. Soy incapaz de medir con lucidez (sé los números, sé las cifras, he visto las imágenes) lo que sucede en Gaza. Por lo que respecta a Europa:

"Hay cosas que escapan a mi comprensión y que despiertan en mí miedo y repugnancia".

Desasidos del orden moral divino que delimitaba las fronteras entre el bien y el mal, dejamos que el barco que nos lleva zozobre en el océano sin timón ni capitán, zarandeados por los sentimientos.


Pasó el tiempo que se preguntaba sobre la impasibilidad de Dios. Estamos solos, a merced de nuestra naturaleza. Es hora de saberlo.



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