sábado, 23 de diciembre de 2023

Maestro

 



Para mí el principal indicador para saber si una película vale algo, si merece la pena, es si a la mañana siguiente te preguntas, qué vi ayer, qué vi anoche. Si has de rebobinar la mente para saberlo porque lo has olvidado es que lo que viste no valía gran cosa. Eso me ha sucedido con Maestro, recién estrenada en Netflix, el biopic que Bradley Cooper ha ejecutado como director y como principal actor sobre la vida del famoso director de orquesta y compositor Leonard Bernstein.


Como músico Bernstein merece toda la atención: quién no recuerda el hito del musical West Side Story, a quién cuándo piensa en él no le afloran las imágenes del impetuoso Bernstein, batuta en mano, mechón de pelo blanco agitado, cuando dirigía la Filarmónica de Nueva York, interpretando una sinfonía de Beethoven, de Mahler o de Brahms. Pues no hay nada de eso en la película. El Bernstein que aparece es un Bernstein woke: un personaje atenazado por la angustia de su indefinición sexual. Casado con tres hijos y amante de hombres jóvenes. Una angustia que traslada a su entregada y comprensiva esposa, bien interpretada por Carey Mulligan.


 Bradley Cooper al concebir esta película no ha pensado en la trascendencia del genio musical, su singularidad, el encantamiento que el arte ejerce sobre el común de los mortales, sino en la tonta comedia del presente efímero que no va más allá del día de visión. También habrá pensado en su lucimiento como actor, claro está.


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