sábado, 28 de octubre de 2023

Eclipse de la razón



Escucho el broncomar del oleaje, veo el yakamoz que lo resbala a esta hora, la mancha en la entrepierna de la Luna como un cigarrillo al que un golpe de oxígeno merma y oscurece; Venus lo contempla vigilante abajo, un bombero que espera el momento para apagarlo, pero no hay cuidado es un simple eclipse muy parcial de Luna; por qué no fantasear con que los selenitas se están suicidando en masa, que nuestro satélite no tiene remedio; qué dijeron los hombres del pasado cuando vieron cosas semejantes.


No somos seres racionales todo el tiempo, hasta es posible que no lo seamos nunca; somos siempre emocionales, llevados por impulsos sin control. El camino hacia el delirio como forma privilegiada de percepción. Lo aceptamos con naturalidad, con complacencia incluso, la irracionalidad como fuente de placer. 


Hoy ha habido enormes manifestaciones en Londres, en Estambul y en otros sitios. Impulsivas delirantes irracionales. Condenaban a Israel (¿o era a los judíos?), sin una condena previa de la barbarie de Hamás (nadie  lo hace con los palestinos) el 7 de octubre; ni siquiera le piden que suelte a los 200 secuestrados que todavía mantiene en escondrijos. Cualquier condena a Israel pierde su razón si antes no le precede una condena de Hamás. Semejante vuelta al irracionalismo nos devuelve a la Europa de preguerras cuando la antisemitismo lo practicaban los intelectuales, incluso los intelectuales socialistas.




La multitud potencia el delirio. Si viviésemos en permanente delirio, cómo salir de él si tantos piensan y sienten lo mismo que tú y te acompañan. Grandes manifestaciones procedieron a la primera Guerra mundial desatando el nacionalismo guerrero; grandes manifestaciones pacifistas esperaban a los líderes francés e inglés tras haber pactado la paz con Hitler. Una gran manifestaciones es el delirio puesto en marcha. 

Vamos perdiendo uno a cero pero mi deseo dice que ganamos dos  a uno, el otro equipo juega mejor pero yo impongo mi voluntad. ¿Puedo doblegar la realidad para que se ajuste a mi deseo? Los indepes lo hicieron el 1/10/2017, la realidad era moldeable y plástica como Messi operando en el Bernabéu, ¿o era Bellingham en Barcelona? Si los hechos son proyecciones de mi opinión, la mente fortificada, entonces vivo en el delirio. 

El delirio como afirma Benjamín Labatut no solo está permitido en el arte, es aconsejable porque la ficción nos libera de la mortal rutina a que la naturaleza nos condena. El delirio es la rendija por la que el afán de trascendencia nos libera de las cadenas de la naturaleza, pero aplicado a la vida comunitaria nos trastorna hasta el punto de la locura y si se apodera de los hombres de gobierno nos conduce al desastre.


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