miércoles, 4 de octubre de 2023

Acueducto de Patara. Kaputas. Kalkan




Día de transición sin mucho interés. A veces está uno en el derecho de preguntarse si sirvió para algo la jornada, y si ese día está en la ruta de vacaciones pagadas la pregunta es más pertinente. Hemos parado en una playa con el curioso nombre de Kaputas. Si alguien conoce Cala Morisca entre Castelldefels y Sitges puede hacerse una idea de cómo es, aunque esta no sea de ambiente gay. Hay que bajar por una escalera unos cuantos metros y al fondo se ve la playa de arena, recortada entre dos paredones rocosos, toda cubierta de tumbonas. Arriba, al otro al lado de la carretera, mucho más interesante que la playa, la montaña está cortada en dos tajos sinuosos formando una garganta profunda y alargada. Debe ser un espectáculo el día de mucha lluvia. 





La ruta de hoy de unos nueve kilómetros a través de arboleda baja, olivos y carrascas, y arbustos mediterráneos, en la zona de Patara, la ciudad donde nació San Nicolás, el destructor del templo más bello de Artemisa, también conocido como Santa Claus, no ha sido muy interesante, excepto por los restos de un acueducto, al comienzo, y de tumbas licias al final, cuyo origen no he sido capaz de encontrar. El acueducto de Patara, de 22,5 km hasta Patara, fue construido entre la época de Claudio y Vespasiano. Tomaba el agua a 680 metros sobre el nivel del mar y la entregaba, mediante un sistema de tubos tallados en piedra arenisca sólida perforados en rocas con un peso de hasta 900 kilos, a 50. Un obra de ingeniería colosal. Patara, también conocida como Arsínoe, tiene una gran historia que contar, tanto de su periodo licio como del periodo romano, en ambos casos, un gran puerto. Aquí residía el segundo oráculo de Apolo en importancia tras el de Delfos.




Sin embargo hemos ido a comer a Kalkan, una ciudad mucho menos interesante pero eso sí turística, con playa y restaurantes de pescado para extranjeros. Las vistas del restaurante eran muy bonitas.



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