EP acaba de prescindir de Antonio Elorza y Ricardo Duda, tras una larga serie de despidos en la misma linea. No coincidían con Miguel Barroso y Miguel Contreras, amigos de sanchez, quienes llevan ahora EP. Todos los que no se ajustan a su línea van desapareciendo. Es triste constatar cómo el periódico que has seguido desde su fundación camina por la senda sectaria que le lleva a la irrelevancia.
Paralelamente Villarejo cena con Mónica Terribas, la periodista/activista del procés por excelencia, y Roures (quién se hizo millonario con el fútbol), el propietario de Público y muñidor de las alianzas de Iglesias con los nacionalistas que sirvieron para alzar a sánchez a la presidencia, evidencia gráfica que confirma que el uso oportunista de las cintas del comisario las maneja Roures (Iglesias), seleccionando qué medios las publican y en qué momento.
Todos estos manejos se hacen en la creencia de que pueden modular la opinión pública, pero su conocimiento de la realidad es esquemático, propio de la mentalidad de conspiradores. La opinión pública, en ausencia de violencia institucionalizada, es como una onda de lenta evolución, con valles y cimas, que dependen de factores incontrolables: la economía, las ideas que pelean en la mesa de disección y llegan al público depuradas, avivando el murmullo del descontento, el hartazgo por la repetición de lo mismo, las mentiras que acaban mostrando su zafiedad, la necesidad periódica de cambio. De ahí la importancia del manejo del miedo.
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