HBO emite sus nuevas series en capítulos semanales, una forma de atar al espectador a la plataforma. ¿Ha merecido la pena seguir The Staircase desde comienzos de mayo hasta ahora para completar los ocho capítulos? La serie contaba con una historia compleja y con buenos actores. La historia real se remonta a diciembre d 2001, cuando una mujer, Kathleen Peterson, es encontrada muerta al final de la escalera de su casa con heridas en la cabeza y manchas de sangre por doquier. Su marido, Michael Peterson, exmilitar, escritor y periodista, se convierte en sospechoso para la fiscalía. La investigación irá descubriendo la complejidad del caso: el hombre convivió con tres mujeres y con cinco hijos de de varios progenitores, dos de ellas adoptadas de una familia amiga, en Alemania, tras la muerte de los padres, la madre en circunstancias parecidas a las de Kathleen Peterson, cayendo por una escalera. En su ordenador personal de Michael se encuentran miles de fotos de hombres lo que llevó al descubrimiento de su doble vida y a preguntarse si su mujer fallecida conocía esa circunstancia.
De dar cuerpo a la compleja personalidad de Michael Peterson se encarga Colin Firth, de Kathleen, su mujer, Toni Collette. La historia se desarrolla durante varios años del 2001 a 2017 cuando Michael Peterson se acoge a una argucia judicial para quedar en libertad, después de haber sido condenado en el juicio a cadena perpetua sin posible remisión, y tras haber pasado varios años en la cárcel. La serie se prolonga exponiendo las distintas hipótesis sobre la muerte de Kathleen Peterson: mero accidente, empujón homicida del marido tras una discusión, asesinato por un tercero y la más inverosímil pero realista del ataque de un buho barrado estresado cuando Kathleen subía las escaleras. Los guionistas no se deciden por ninguna de las hipótesis, dejan en Colin Firth el peso de la serie en la difícil composición de una personalidad muy compleja, en medio de un montón de personajes: hijos, hermanos, abogados, fiscales, mujeres y ex mujeres, que se lo ponen difícil al espectador para seguir el hilo. Por si faltara complejidad añaden una historia paralela, la producción de una serie documental francesa sobre el caso, que con el mismo título se emite en Netflix. Una periodista francesa de la producción confraternizará con Michael Peterson hasta el punto de planear vivir juntos.
El problema de las series basadas en hechos reales es el de la fidelidad. ¿Han de ser fieles a los hechos, tan difíciles de esclarecer en un asunto como este, o dar claridad y verosimilitud a la ficción? La serie no se decanta, lo que hace que el espectador se pregunte si merecía la pena haber gastado ocho horas tan prolongadas encadenado al sillón.
Hay un análisis detallado del documental y de la serie aquí.
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