domingo, 13 de marzo de 2022

Síntesis

 


La mayoría de los especialistas (también llamados expertos), si no todos, naufragan cuando se ponen a comentar un acontecimiento y sus consecuencias. Se vio en la pandemia, se ve ahora con la guerra. Dominan más o menos un aspecto de la realidad pero no el conjunto de variables. Escuchándoles, incluso a los mejores, uno se da cuenta de lo perdidos que están y de lo que les gustan las cámaras. Cambian prestigio por fama. En manos de quién estamos. Virólogos, epidemiólogos, generales, economistas, divulgadores. Menos mal que solo son comentaristas. El conocimiento verdadero lo tienen los que son capaces de hacer una buena síntesis sumando las mayores variables posibles, y en esa labor destacar lo esencial. Son pocos y a ellos les debe la humanidad el progreso. La vacuna de ARN es una técnica nueva que es síntesis de muchas conocimientos previos. El libro del mejor historiador es acopio e interpretación de los datos disponibles hasta el momento de sucesos del pasado. El mejor político es el que hace en el presente lo que el historiador con lo que ya ha ocurrido: un Churchill, un Zelinsky ven lo que nadie más veía, cómo deshacer el nudo que Alejandro deshizo con la espada, políticos ambos que no se manejan bien con la normalidad (Churchill fracasó tras la guerra; Zelensky apenas tenía un 25% de popularidad antes de la guerra, ahora un 95%). El estrés activa en ellos una capacidad de síntesis destinada a muy pocos. Quién creía que tras la evacuación de Dunquerque Gran Bretaña se repondría contra la Alemania nazi. Quién daba un duro por Ucrania. Sucede, al contrario, que debido a su posición de poder hay individuos que confiando en su intuición desprecian el conocimiento que les aportan sus subordinados, creen que pueden saltarse toda la información de que disponen y hacer movimientos tan arriesgados que pueden perder todo lo que tenían. Putin puede ser el caso. 


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