sábado, 7 de noviembre de 2020

Abandono

 




Podría pensarse que ante el temor de que nos vuelvan a confinar la gente abandonaría las ciudades, llenaría los pueblos y los montes pero no es así. Esta semana he hecho tres salidas a tres zonas distintas de la provincia de Burgos, en miércoles, viernes y sábado. Hay pocos coches en las carreteras, pocos excursionistas en los montes. Hoy, por ejemplo, subiendo al Castro Grande para ver el curioso fenómeno del Diente del Ahorcado o Pico del Fraile, un monolito de piedra que se separa de la masa rocosa y que se ve desde muy lejos, en el Valle de Mena, no hemos encontrado a nadie, solo a dos motos trialeras. Los pueblos están vacíos, cuesta ver cuando se hace de noche alguna luz tras los cristales de las ventanas. Ayer paramos expresamente en Quintanilla Escalada para ver unos canecillos que un particular tiene colgados en una pared. Vimos coches en las calles del pueblo, pero ni una luz ni ruido alguno en el interior de las casas. Hoy algo parecido en San Andrés de Cadagua y en los pueblos de los alrededores, junto a Villasana de Mena. ¿Dónde está la gente? El cierre de bares y restaurantes es un inmenso error, no sólo por motivos económicos sino porque encierra a la gente en su cascarón. No era preciso clausurarlos del todo, hay medidas intermedias. La gente necesita encontrarse con la gente, no sentirse abandonada.





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