jueves, 8 de octubre de 2020

Canceladores

 

Oigo a Alsina molesto defenderse por la mañana de los tuiteros podemitas que le exigen rectificar. Me sorprende que les dedique espacio como si fuesen sujetos racionales. Quizá en otros aspectos de su vida lo sean, lo serán sin duda pero no en política, no en el modo deliberativo liberal (con esta palabra les bastaría para desconectar de una crítica como ésta), como si con ellos fuese posible el diálogo, como si la política para ellos fuese un juego con reglas iguales para todos, como si el tablero fuese algo más que un camino de dirección única de asalto al poder. Qué sería de Alsina a la mañana siguiente de la toma de poder. Me sorprende que Alsina no lo sepa o que sabiéndolo no lo tenga en cuenta a la hora de entrar en debate con quienes bien lo saben.


Hay tanta distancia entre una mente liberal e Iglesias como entre Hume y los que le cancelan, deponiendo su estatua en la universidad de Edimburo, por alguna de las opiniones que vertía, deudoras de su época. Es decir, a través de Iglesias y de los canceladores de Hume es el pasado el que irrumpe en el presente, etapas de la humanidad que creíamos superadas.



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