martes, 27 de octubre de 2020

Aerosoles, interiores

 


Lo paradójico, por lo que se va sabiendo, es que puede que el confinamiento domiciliario de marzo agravase la pandemia. El confinamiento aceleró la tasa de infección y con ello la mortalidad: los vulnerables estaban en los hogares, en las residencias, en los centros de salud. A los contagiadores se les encerraba con ellos. En ese momento era difícil aislar a los vulnerables: pocos sabían que el principal medio de transmisión eran los aerosoles. Hay mucha literatura científica al respecto, sobre el Merv, el Sars-Cov-1, la gripe. Solo ahora lo acepta la OMS. Había que tomar medidas, claro, la principal hacer que la gente saliese al aire libre, ventilar interiores, desaconsejar reuniones en lugares cerrados, impedir fiestas. “En España tenemos muchas horas de sol, que es un elemento de desinfección natural bastante importante”. Los países informados lo hicieron. Todavía hay autoridades que no se han enterado


Si se escucha al sánchez de ayer y al de hoy y al de mañana solo una cosa permanece. Ayer decía esto y hoy lo contrario, mañana qué dirá. "Rendiré cuentas cada 15 días", dijo en marzo. "Necesito seis meses", dice hoy, y así elude el control de jueces y Congreso. Qué permanece: el énfasis. Enfático, ese es sánchez. Ese es el hilo que le conecta con sus convencidos, no las razones que no ofrece sino el lazo del líder con sus adeptos. Les basta con lo que hoy les diga, con su voz cargada. Hubo un tiempo en que se decía: sale en la tele, para dar valor a un producto. Hoy vale con 'lo dice sánchez'. La ciudadanía (forma elegante de referirse al pueblo) me lo pide, dijo en su última locución. Es la única razón que ofrecen los autoritarios: pueblo, el pueblo lo pide. Lo único que quieren las masas atemorizadas: un líder enfático.


Ni siquiera el PP es capaz de evaluar las consecuencias de marzo, tampoco las de ahora, al ofrecer ocho semanas ante la trampa de los seis meses de estado de alarma que pide sánchez, sin control parlamentario ni judicial, sin tener la seguridad de que esas medidas sirven contra la pandemia. ¿Qué comisión política y científica ha evaluado las consecuencias para la salud (las económicas ya se ven, no hace falta evaluarlas) de marzo? Casado ha sucumbido a los elogios de sus adversarios por su discurso.


No podemos vivir en un estado de excepción permanente. ¿Qué sentido tiene desde la salud pública?


Lo que aterroriza, al menos a mí, es el bajísimo nivel de ciudadanía del país, de conciencia de lo que es vivir en democracia, un país dispuesto a aceptar cualquier ocurrencia que se le imponga. Las restricciones más fuertes en marzo y ahora. Creo que hoy no hay en Europa cosa más triste que ser español




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