6'45. Arriba. Noticias desustanciadas, tres rebanadas, zumo de naranja, yogur con muesli y un largo de café.
7'20. En marcha. En Viladecans, dos chicas se me cruzan corriendo sin mascarilla; una me sonríe pícara.
El largo paseo de El Prat hacia el mar, hoy lleno de gente, andadores, corredores, ciclistas, la mayoría sin tapabocas, expulsando gotas tóxicas.
No he oído el ruido de los poderosos motores aéreos cerca del aeropuerto, supongo que alguno subía o bajaba, pero iba pensando, imaginando situaciones divertidas con el tema de la analogía. Ana-logía, la palabra de Ana.
En el paseo de Gavá, de vuelta, tres chicos se desnudan frente al mar para ponerse el bañador.
9'30. En casa. Ducha, zumo, planifico.
9'47. Escribo una nota sobre mi patrón de belleza. La semejanza facial de las mujeres que me gustan con T. T. como patrón. La última Charity Wakefield.
10'14. Paso los dos periódicos al iPad
10'30. De los tres quioscos con los que me manejaba habitualmente en Castelldefels ya solo queda uno
10'42. Subo al cercanías, tras seis meses de no hacerlo.
Todas las mujeres son hermosas con mascarilla. Si de por sí cada una es un misterio, cuando el único acceso a ellas son los ojos el misterio se agranda. Un vagón de tren es un lugar privilegiado para mirar a través de esas ventanas cuando se abren.
Me preguntó cuántas desearían volver a la situación anterior, sin mascarillas
11,17. Al bajar en Paseo de Gracia, veo que todos llevan mascarilla pero la gente sigue aferrándose a las barras metálicas para bajar
11,25. Me siento en la terraza de El Fornet para tomar un café. El camarero me exige un suplemento de un 20 % (35 cms) por haber comprado el café directamente en barra como he hecho siempre.
Me gusta este singular observatorio para mirar a la gente que sube y baja por la Rambla de Catalunya.
Qué hay de más maravilloso que contemplar en el día caluroso a una chica de pelo rubio suelto, móvil al oído, blusa blanca y falda con volante fruncido agitándose en sus pantorrillas, caminando sin prisa hacia el centro.
Las mujeres se miran en los cristales reflectantes si no hay espejos, los hombres miramos a las mujeres. Sin cesar.
Qué será de Javier Diego con el que a menudo quedaba aquí para charlar. Nadie contesta a tu teléfono.
11,39. Leo la prensa. Batacazo histórico del PIB en Estados Unidos: 9,5% en el segundo trimestre. En Alemania 10,1. En España el 18,5. El mundo se hunde.
11,57. Camino al encuentro de lo viejo conocido.
Un hombre se afana buscando en un container, a su lado un carrito de Carrefour lleno de cachivaches. Después veré unos cuantos más.
La librería de la calle Aribau dónde he comprado miles de libros está cerrada. Es lo que más me duele.
El vestíbulo de los cines Aribau rebosa de mochileros sentados o tumbados con cartelillos suplicantes a sus pies.
12'20. He creído reconocer a Xose con el carrito de la compra en San Antonio, en la acera de enfrente, pero es difícil en estos tiempos reconocer fisonomías
Una mujer despatarrada en una silla de calle se queja a otra de que esta noche ha dormido mal, que se ha despertado no sé cuántas veces.
Worten está vacío.
12,35. Tengo una corazonada. Era Xose. Desando lo andado. Creo haberle visto entrar en un bar. Efectivamente. Está sentado en la terraza con su mujer. Me presento delante de él embozado: gorra, gafas de sol, mascarilla. No me reconoce, duda que sea quien no soy. Xose despojado de accesorios es inconfundible. Hablamos: diez años después, compañeros, confinamiento.
Camino junto a él y a sus perros, dos cachorros crecidos. Se empeña en invitarme a comer en una terraza junto a la Gran Vía.
No ha cambiado por fuera pero tampoco por dentro. Las mismas ideas propias, intransferibles, escépticas, gallegas. Un gallego trasterrado a Barcelona. No hay tiempo para aburrirse con él.
Quedo en llamarle e invitarle la próxima vez.
15.40. Entro en la Casa del Llibre de la Rambla. Me entretengo con los libros de Anne Carson. Me quedo con esta frase de Safo que Carson comenta:
El amor hace que el ser se atreva a abndonarse, a entrar en la pobreza
Una frase socrática. Pero no compro el libro de Carson, Decreación, me contengo, no me caben más, sino uno que había prometido a los libreros heridos por la pandemia: Un río en la oscuridad.
16,30. Demasiado calor para seguir vagabundeando. Subo al tren. Lleno. Gente que se entrega al fin de semana, dirección Castelldefels, Sitges, Vilanova.
A veces el sueño toma forma en la vigilia y pasas un mal rato. Quieres que desaparezca pero no es tan fácil como cuando te despiertas de un sueño de verdad.
17. Un poco de siesta. Acabo de leer los periódicos deprimentes. Hago unas llamadas.
18,30. Me disperso. Hoy no puedo con la lectura. Rachel Cusk tendrá que esperar
20.45. Ensalada y una loncha de jamón
21,15 Dos capítulos de The Great. Me gusta mucho esta serie.
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