La actriz es espléndida, tan metida en el papel, tan ella misma la
mujer que
representa, que cuando hay un incidente en el escenario, un atril que
se cae, con
un calendario que va pasando hojas, marcando los tiempos de la
acción, parece perdida, pide ayuda al público para que la resitúe,
la devuelva al curso perdido de
la acción,
aunque lo hace con tal naturalidad, que nadie pierde el hilo. La
historia está bien contada, una chica
de Vallecas, entre
putilla e ingenua,
que cree en una noche haber encontrado el amor, un
hombre que la sacará de la soledad, pero
no
es así, después de la noche aparece la vida miserable, vuelve
a ella, el
hijo de la noche que podría haber tenido, que
quiere tener,
el
hombre casado
al que podía reclamar
pero no lo hace,
a
la
falta de profesionalidad de los sanitarios que debían atenderla en
el parto,
la
sanidad a
quién tampoco reclama. Hasta
ahí la trama de esta mujer que se ofrece cual Ifigenia por el bien
común, pues, al no no
reclamar,
salva la salud y las vidas de otros con el dinero que el Estado con
ella se ahorrará. Todo por los recortes. María Hervás, la buena
actriz, rompe la cuarta pared y mira al público y le pregunta,
dejando que cunda el silencio, ¿Y
tú, y vosotros qué haríais? ¡Eh, público, los recortes!
Evidentemente, no funciona. Es torpe, es indigno.
La
cuarta pared es la distancia de respeto, la que pone
en juego el
valor. Aplaudo con ganas a María Hervás, su interpretación es
extraordinaria, su presencia en el escenario, la voz, sobre todo lo
voz, el verso bien dicho, las modulaciones. Pero no sé me ocurriría gritar, No
me gusta que me interpeles
de ese modo, que me digas qué
debo pensar.
La cuarta pared también dibuja una frontera de respeto al público,
al
que piensa
libre, autónomo, capaz de valorar
por sí.
Hay
un teatro de ideas, de debate, de confrontación, pero este no es, solo pone en juego emociones, usa
al
público
como sujeto voluble de emociones, busca
activarlo
sentimentalmente en
una dirección.
La
obra fue concebida como teatro político contra la política de
recortes, pero los años no pasan en balde, muestra para quien quiera
verlo su malevolencia, su espíritu aleccionador, ahora que los
suyos, los compañeros políticos de estos activistas están en el
gobierno, ¿a
quién se dirige?
Algo
parecido sucede con el concierto barroco que ofrece Forma Antiqua. Les scaramouches. Quizá piensen que al público no le bastará con
escuchar el programa de música francesa que ofrecen, del XVII y
XVIII. Añaden a una actriz que cuenta cosas sin trabazón,
interrumpiendo las piezas. Al principio tiene gracia, pero no alcanza
sentido dentro del concierto, no añade nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario