martes, 19 de febrero de 2019

Bien común



          Sabemos de dónde viene, su formación, sus ambiciones, su serpenteo por los establos de la política, su trabajo en medios conservadores, incluso confeccionando editoriales, ha llegado a lo más alto que quizá pueda llegar, Secretaria de Estado de la España Global, aunque para ello ha tenido que escribir la ‘autobiografía’ del presidente en ejercicio, ¿su pequeños idea, sus intereses, una ambición quizá colmada, cómo se equilibran con el bien común, cómo hacer que los pequeños intereses enlacen con el esfuerzo por salvar a la patria del desorden y la caída? En los trasiegos de la historia, tan voluble y tornadiza, ¿reaparecerá, escribirá memorias propias, será olvidada en un pie de página distante y borroso? Hay otros que se han alzado por encima de sus torpezas a puestos de relumbrón, llenan páginas de periódico, imágenes, sonidos durante unos meses, gobierno, oposición, frikis de la política. Y hombres a la espera que emergerán en una crisis, quizá vuelvan las plazas y la indignación y con ellas tribunos que alcanzarán renombre, todos movidos por la pequeña ambición disfrazada de servicio público. ¿Damos por hecho que en esta hora hay alguien que se ocupe del bien común? Las pensiones, un ejemplo. Esta carta:
Para mí, un americano jubilado en Castro Urdiales, es alucinante que ningún partido político tenga un plan para enfrentarse al desmoronamiento total del sistema de pensiones español que traerá la ola de baby boomers que va a empezar a cobrar su pensión en el año 2027. Mientras la tasa de natalidad sigue bajando, y la esperanza de vida sigue subiendo, nadie quiere reconocer que los baby boomers van a cobrar mucho más de media que los jubilados hoy en día. Yo sé que España es un país católico, pero si estáis esperando un milagro lo único que puedo deciros es: good luck!” (Blaine Randolph. Castro Urdiales)


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