Si
tuviésemos buenos políticos enfrentaríamos los grandes problemas
que amenazan la convivencia o una sociedad sostenible o la mejora de
las condiciones de vida. Es decir, nos pondríamos en la piel de
nuestros nietos. Pero me temo que el futuro no está en sus planes,
sino el presente electoral y el pasado que creen lo alimenta. Por
ejemplo, Cataluña. En Cataluña solo hay un presente arrollador, obcecado, monotemático, que
no deja resquicio a la pausa para observar, pensar, prever, planificar. Mucho me temo que el gran
problema de Cataluña no sea el del nacionalismo, sino la integración
de los grupos de inmigrantes que han ido llegando, en especial los de
creencias musulmanas.
Veamos
los datos. Según el último censo realizado por la Unión de
Comunidades Islámicas de España, en Cataluña (2017) hay 515.482
musulmanes, el 6,9% de la población, mientras que en el
resto de España es del 3,6%, En Gerona, los musulmanes son ya el
11,1% de la población.
Hace
quince años, había unos 30.000 musulmanes; ahora
superan el medio millón. Los nacimientos de hijos de padres
musulmanes representan ya más del 10% del total en esa comunidad
autónoma. Otro dato tan importante o más, el 79 de las 109
mezquitas salafistas que hay en España se encuentran en Cataluña.
Por
eso es tan interesante todo lo que en esta
entrevista dice Hannan Serroukh, coordinadora del Área de
Estudios islámicos del GEES, un grupo que asesora a diferentes
fuerzas policiales sobre el riesgo de amenaza terrorista.
“Se está produciendo una captación aquí en Cataluña de líderes jóvenes, universitarios, formados, que han normalizado la idea de identidad islámica. Son perfiles de jóvenes que han nacido aquí, que no son inmigrantes, son españoles, están en las universidades, que han pasado por todas esas fases y que, una vez llegan a la universidad pueden llegar a ser futuros líderes con un potencial para instaurar un nuevo orden islámico. quieren tenerlos preparados. Son sus juventudes, como las tienen los partidos políticos. Son las juventudes islámicas”.
“En estos momentos, en Cataluña, en lugar de generar cohesión en la diversidad, se están generando distancias y espacios: el espacio islámico y el español, el islámico y el occidental. La cuestión es cuando llegaremos al punto de confrontación”.
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