Aunque
esta es una antología o selección de textos más o menos narrativos
hecha al gusto del antólogo, que no del autor, se aprecia en la
lectura el espíritu libre, la concepción libérrima que de la
literatura tiene este escritor. Algunos de los textos tienen la estructura
de un relato breve, otros la consistencia irracional del sueño,
algunos la reserva del diario íntimo y otros la escritura informe de
la ocurrencia, hay textos incluso que parecen informes del
ornitólogo, especializado
en grandes rapaces,
que también es el autor. Es una literatura sorprendente, directa,
despojada de grasa retórica, hasta, en ocasiones, cercana a una
poesía tan estilizada, tan cerrada en sí misma, que es difícil
encontrarle sentido si el lector no dispone de las claves para
acercarse a ella, si es que esas claves existen.
Pero
también hay relatos muy breves y directos donde la sorpresa viene
tanto de la limpieza estilística como de la historia narrada, a
veces brutal. Las
prosas de este libro tienen orígenes y cronologías muy variadas,
por lo que los textos son como estrambotes de una precedencia que les
falta, no se siguen unos a otros, no hay continuidad y como
son textos breves, el libro puede leerse a salto de mata, que es como
creo debe leerse, al mismo tiempo que se leen otros libros, con lo
que, por confrontación, gana y deja en mal lugar a los éxitos del
día. Eso
sí, a medida que uno va leyendo, va viendo las marcas de agua, el
sello Ferrer Lerín, seco, provocador, con un
desprecio
contenido hacia la mediocridad y el sentimentalismo que
se aprecia si uno ve el humor que destilan sus cuentos crueles.
Al
autor se le han dedicado muchos calificativos para justificar el
desconocimiento que en general se tiene de él, apreciaciones que
suelen señalar más al crítico que al escritor, así que lo mejor
es leerlo y que cada cual saque su propia conclusión. Veamos un ejemplo: RTU
RTU |
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