La Audiencia Nacional envía a la cárcel a Julen Goikoechea, Iñaki
Abad, Jon Ander Cob y Aratz Urraizola, condenados en el ‘caso
Alsasua’, a la espera del recurso ante el Tribunal Supremo. La
Audiencia Nacional, en la sentencia, consideró probado que un grupo
de 25 personas rodeó a las víctimas, les increpó —con gritos
como "os vamos a matar por ser guardias civiles", "hijos
de puta" o "esto os pasa por venir aquí"— y comenzó
a golpearlas.
Dicen
los familiares de los condenados, en una rueda de prensa:
"Hoy, [ayer martes] el día que se cumplen 120 años del nacimiento de Federico García Lorca, hombres sin luz han querido que no amaneciera en Alsasua. Han venido a llevarse a cuatro de nuestros hijos". "Han vuelto a venir [la guardia civil] a generar rabia y dolor. Han querido volver a dar una imagen de fuerza".
Y
en Twitter:
"Se ha consumado el montaje. Siete jóvenes presos por venganza. Su odio no tiene fin, seguiremos reclamando justicia y no tenemos duda de que lo conseguiremos".
Los
padres de María José, una de las víctimas de la agresión de
Alsasua, la novia del teniente que sufrió la rotura de la tibia y el
peroné, han decidido poner a la venta su casa, horas después de que
el municipio se movilizara contra el ingreso en prisión de los
cuatro condenados que aún permanecían en libertad provisional. A su
paso por la vivienda se encendieron bengalas y se gritó “Alde
hemendik, utzi bakean!”, (¡Fuera de aquí, dejadnos en paz!) y
“Herriak ez du barkatuko” (El pueblo no perdonará).
La
pareja llegó al municipio hace ahora 17 años, procedente de
Ecuador. Con una niña de apenas 3 años, María José, lograron
salir adelante fundamentalmente gracias al local que regentaban en el
hogar del jubilado del municipio y cuya licencia renovaron poco antes
de que se produjeran los incidentes en el bar ‘Koxka’ que
terminaría por cambiarles la vida. A partir de ahora iniciarán una
nueva etapa fuera de Alsasua y probablemente de Navarra, en busca de
trabajo y un entorno más amable para vivir.
Su
hija, María José, sufrió estrés postraumático a consecuencia de
la agresión y la presión que sobre este caso ha ejercido el entorno
afín a los condenados. Varias psiquiatras declararon en el juicio
celebrado en la Audiencia nacional que la joven llegó incluso a
mostrar síntomas de comportamiento suicidas en un intento por
terminar con la situación angustiosa que ha vivido. María José
continúa en tratamiento. Durante la celebración del juicio su
testimonio fue el más duro de los escuchados durante la vista.
Relató cómo desde aquella noche su vida cambió para siempre para
convertirse en “un infierno” que le llevó a no regresar a
Alsasua hasta pasados siete meses. “Me veía sola, humillada,
traicionada; llegué al límite de no ver salida y tratar de quitarme
del medio; era la única forma de acabar con esto”, relató.
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