Japón
es un país sin filósofos. ¿Dónde están los Confucio, Mencio o
Zhu Xi? ¿Es que en Japón no hay pensamiento, se pregunta Alex Kerr
en Japón perdido? Y responde, Japón tiene su propia
filosofía, tan profunda y compleja como pueda ser la china, pero no
está expresada con palabras sino que fluye en sus artes
tradicionales. El poeta Teika, Zeami, el creador del teatro nō, o Sen
no Rikyu, fundador de la ceremonia del té, son los filósofos de
Japón.
“Los monumentos religiosos, la escultura, la cerámica y la literatura pueden encontrarse en cualquier país, pero las sofisticadas artes tradicionales de Japón, refinadas y elaboradas a lo largo de los siglos, no tienen parangón en todo el mundo. La ceremonia del matcha (té al estilo japonés),del sencha (ceremonia del té al estilo chino), el teatro y la danza del noh, las artes marciales (judo, karate, kendo, aikido y muchas otras), la ceremonia del incienso, la caligrafía, la danza japonesa (docenas de variedades, entre ellas la del kabuki, la de las geishas y los bailes populares), el arte floral (ikebana, flores de té, arte floral de mesa moderno, paisajes en los bonsáis), la música (flauta, koto, tambor), la poesía (el haiku, de diecisiete sílabas; el waka, de treinta y una; el verso unido, la declamación de poemas chinos)… La lista es infinita. Cuando uno se da cuenta de que cada uno de esos campos se subdivide,a su vez, en infinitas escuelas, siento vértigo”.
Desde
que se instauró el sogunato, a finales del siglo XII, la sociedad
japonesa se llenó de reglas y de categorías sociales. El
reglamentismo ahogó el individualismo, una estructura piramidal que ha
perdurado hasta hoy. Los japoneses tienden a actuar según les dicten
las normas. Pero, entonces, dónde está su peculiaridad. Cuál
es la esencia del arte japonés, indistinguible, pues, de su
filosofía. Kerr la encuentra en el ritmo que atraviesa las artes
tradicionales, en la ceremonia del te, pero también en el movimiento
del pie, en el abanico en el teatro noh, las artes marciales o la
caligrafía, un ritmo “que define los designios de los seres
humanos, el curso de las eras y hasta el crecimiento de las galaxias
y reflujo del universo”, es el ja, ha, kyu,
zanshin o despacio, más rápido, rápido, pausa. Es el modo
de entender la vida de un japonés. Hasta en el sistema educativo, no
desarrollado para las élites, sino para promover la media: ser feliz
viviendo en la media, se ve, una sociedad que no busca la excelencia sino
mejorar el promedio. “las artes tradicionales con la verdadera
puerta de entrada a la cultura del país”.
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