¿Por
qué es tan persistente el racismo, y el antisemitismo, y el sexismo?
no lo sería si detrás no hubiese el interés personal de quienes
abogan o toleran o se callan ante la evidente discriminación. Los
negros nos quitan el trabajo y las chicas a los blancos, los judíos,
al menos algunos de ellos, tienen instinto para los negocios y viven
con gran lujo, los inmigrantes degradan nuestros barrios, las chicas
quieren ocupar la misma sino mejor posición que nosotros. Si la
igualdad no fuera papel mojado y todos tuviéramos que competir en
igualdad de condiciones quién habría por debajo de mí, cómo
resarciría mi baja autoestima. Así siente el racista o el
antisemita o el sexista. La discriminación es una cuestión económica, también lo es social y psicológica. Proclamar derechos es muy fácil,
activarlos a rajatabla es otro cantar. Por qué Jefferson no se
deshizo de sus 600 esclavos o George Washington de sus 150. Franklin
sí lo hizo y se convirtió en fervoroso antiesclavista. Por qué todavía no ha llegado ninguna mujer a la
presidencia de EE UU, o a la de España o a la de Francia, y sólo hace poco un Obama a quien no se le da
la consideración de negro negro. Cuándo veremos en Cataluña ocupar
los puestos importantes a los catalanes de la inmigración, los apellidos de distintas procedencias igualmente representados, en
proporción equivalente a la de su población, o cuando las
tradicionales familias aparecerán en el nomenclator
político en justa equivalencia con el resto de la población.
El
racismo y la discriminación es persistente como antes lo fue la
esclavitud porque hay muchos que se benefician de su existencia.
Detroit se basa en un suceso real acaecido en julio de 1967 en
esa ciudad. La ciudad con violencia inusitada se convirtió en zona
de guerra, con 43 muertos, 2.000 heridos y 7.000 detenidos. El combustible que la alimentó fue el racismo. En
concreto, el guión reconstruye lo ocurrido la noche del 25 de julio
en el motel Algiers, donde una serie de negros se habían refugiado
de la violencia callejera. Un grupo de antidisturbios, policías
estatales y miembros de la guardia nacional irrumpieron en el motel y
les sometieron a una noche de terror con consecuencias trágicas. Con
una planificación y un montaje muy elaborados se nos van mostrando
distintos tipos de racismo en los diferentes policías que participan
en “el juego mortal” para hacerles confesar dónde se halla una
pistola inexistente. La película funciona como un thriller con
policías racistas, negros inocentes y juicio con sentencias
inaceptables. Kathryn Bigelow consigue durante las dos horas y media
que dura la película que no despeguemos los ojos de la pantalla.
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