1. En esta
tarde tristona, como suelen ser las tardes de comienzos de año, porque son
cortas, porque suman horas a la resaca de los festejos, porque son inactivas -cuesta
imaginar un mundo que haya erradicado la laboriosidad-, me pongo a ver el
partido de fútbol. Aguanto entre bostezos apenas el primer tiempo, no sé si
porque al partido le falta intensidad, ¡Un Valencia-Madrid!, o porque ya no
soporto el fútbol. Lo que rodea al fútbol ha conseguido superar aquello que lo
hacía entretenido, agonal, competitivo. Los periodistas, las aficiones, la
prensa rosa han hecho que se vaya por el desaguadero. Decía Borges que el fútbol es popular porque la idiotez también lo es.
2. Lo
sustituyo por una película que parecía a priori interesante, el diario de una
quinceañera de finales de los setenta (The Diary of a Teenage Girl).
Tras los primeros escarceos de la adolescente, la cosa va decayendo. Lo que
pretendía ser el paso de la pubertad a la edad adulta se convierte en un
encoñamiento de la chica con el novio de su madre. Diario contado en un
radiocasete de entonces, encuentros sexuales, eso sí, apenas sugeridos,
relación ambivalente con la madre y búsqueda de amor. Lo mejor la ambientación
musical y la escenografía setentera, cuando una generación de adultos se negó a
dejar de ser adolescente. Lo peor, el desinterés que siento por lo que a la
chica le pueda suceder. De ningún modo, creo, podría hacerse pasar por lo que
aquellos años fueron. Había sexo, claro, pero no tan temprano, al menos no de
forma generalizada, las chicas no podían ser tan desinhibidas, es una cosa que fueron
aprendiendo desde entonces.
3. Acabada la peli me entero de lo de las CUP.
¿Cómo es posible que los medios le dediquen tanto espacio y tiempo? ¿Será por
la añoranza de la revolución? No parece que estos hombres tan modositos y
apañados la lleguen a protagonizar. No al menos a golpe de sangre derramada y
nacionalización. Sería la cuadratura, una revolución apadrinada por la
burguesía y televisada por la Sexta de Planeta en directo. ¿A quién iban a
expropiar? ¡A Madrid! Sería pues una revolución que solo expropiaría símbolos.
Posmoderna. Convergencia y las CUP, la misma lucha: la Revolución Nacional en
formato de serial televisivo. ¿Cuántas temporadas?
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