Sobre su
cuerpecillo dormido, sobre su piel rosada, sobre sus manchitas rojizas
sobrevuela el futuro. No hay nada tras ella, ni un pensamiento, ni una acción,
solo un breve llanto y mucho sueño. Aun no ha cogido la teta de su madre, pero
ya hay trazos, señales, direcciones apuntadas por su padre, por su madre, por
quienes han empezado a quererla sin saber cómo será. Todo está por escribir. De
momento es un cuenco de luz sobre el que se deposita el amor.
martes, 23 de junio de 2015
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